Los estragos de la dama blanca
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Data:
06.05.2008
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Iturria:
elcorreodigital.com
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El consumo de cocaína se ha disparado entre la población, alentado por sus efectos euforizantes y por la creencia errónea de que es poco tóxica
La sustancia conocida como cocaína es uno de los 14 alcaloides de la coca, su nombre científico es "Benzoil-metil-ecgonina" y su fórmula molecular es C17 H21 NO4. Se obtiene de la naturaleza, concretamente de la hoja de coca, en forma de un polvo blanco y muy fino. Sin embargo, casi siempre es adulterada con otras sustancias químicas y drogas que reducen su grado de pureza, pero que a veces resultan mucho más tóxicas que la propia cocaína.
Suele consumirse inhalada o esnifada, aunque en algunos casos se llega a la administración parenteral o intravenosa. Se absorbe con facilidad a través de mucosas -como las de las fosas nasales- y de ahí pasa a la circulación sanguínea. A través de la sangre se difunde por todo el organismo y comienza a surtir sus efectos a gran velocidad. Esa gran capacidad de difusión es la que le permite atravesar incluso la barrera hematoencefálica, la línea de defensa que protege el tejido nervioso del cerebro manteniéndolo aislado de posibles cambios o agresiones microbiológicas. Al tratarse de una barrera permeable, algunas sustancias, como la cocaína, pueden atravesarla.
La cocaína es metabolizada en el hígado, filtrada por el riñón y por último expulsada por la orina. La difusión por el organismo y su posible acumulación dependen de las características orgánicas de cada persona, desde su masa magra o grasa hasta el contenido en agua corporal. Por estos motivos la sensibilidad a esta sustancia varía de unas personas a otras.
A nivel de los tejidos actúa especialmente en el sistema nervioso central, aunque sus efectos se extienden a otros órganos o sistemas como el cardiovascular, el respiratorio y el renal. Es capaz de estimular la secreción de moléculas neuroestimulantes -sobre todo dopamina- que activan algunos centros nerviosos, especialmente los relacionados con la sensación de bienestar y la fatiga, y con el funcionamiento de otros órganos. Esa acción es "dosis-dependiente", es decir, depende de los niveles alcanzados por esa sustancia.
Con la cocaína se produce el fenómeno conocido como "taquifilaxia", que consiste en un cierto acostumbramiento del organismo, lo que disminuye la intensidad de sus efectos. Por ello, para alcanzar el mismo placer se han de metabolizar cada vez niveles más altos o administrar dosis cada vez mayores.
Los efectos
La cocaína tiene capacidad estimulante por sus efectos especialmente a nivel neurológico y psicológico. De hecho, es la propiedad que suele provocar su consumo. Causa un importante efecto euforizante acompañado de una hiperactividad intensa. Ello provoca un estado de agitación y de resistencia a la fatiga, así como desinhibición del comportamiento, cambios hemodinámicos en la tensión arterial y frecuencia cardiaca, así como en la respiración. Ese estado de agitación también provoca un aumento de la temperatura.
Los efectos tóxicos de esta sustancia se derivan principalmente de su acción en el sistema neurológico y cardiovascular. Se pueden distinguir unas consecuencias agudas derivadas del abuso en un determinado momento, y otras crónicas debido al consumo reiterado y prolongado en el tiempo.
La toxicidad aguda puede provocar cambios psíquicos evidentes -euforia y desinhibición- en relación con sus efectos ya comentados, pero al reducir el umbral de fatiga predispone indirectamente a que se produzca un estado de colapso. Ese colapso viene favorecido por las circunstancias en las que se suele producir ese consumo y de las sustancias tóxicas que se asocian. Los efectos cardiovasculares llegan a ser muy importantes, ya que provocan cambios bruscos de la tensión o de la frecuencia cardíaca que predisponen también a ese colapso. O, incluso, a la parada cardíaca. Por otro lado, se ha observado una toxicidad directa sobre otros tejidos, como sucede con la inhalación de esta sustancia y los pulmones, donde puede producir lesiones.
Respecto a la toxicidad crónica, los cambios psíquicos también están presentes en relación con problemas en el comportamiento y el desarrollo de cuadros psiquiátricos. Las personas que la consumen de forma crónica desarrollan una actitud incontrolada y violenta con pensamientos paranoicos y respuestas desproporcionadas frente a cualquier estímulo. Estos efectos llegan a ser incapacitantes y a provocar una serie de trastornos en las relaciones interpersonales.
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