La relación entre la exposición a los rayos ultravioleta y al humo del tabaco y el envejecimiento prematuro de la piel ha quedado establecida ya en varios trabajos. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en el último "Archives of Dermatology," va a quitar las ganas de seguir fumando a todos los que quieran mimar su dermis.

Por primera vez, se ha demostrado que el humo del cigarro no sólo marchita de forma precoz la piel facial y la de las zonas que están expuestas al sol sino, también, la de aquéllas partes fotoprotegidas, como es el caso de la cara interna del brazo. Este hecho sugiere que el tabaco puede ser más dañino para la dermis que el astro rey.

En la investigación, realizada por Yolanda Helfrich, del Centro Médico Cerdars Sinai, en California (EEUU), se fotografiaron el labio superior y la parte interna del brazo de 82 hombres y mujeres de entre 22 y 91 años que, además, rellenaron un cuestionario sobre sus hábitos de vida. En el caso de que el voluntario consumiera tabaco, se le preguntó desde hacía cuánto tiempo y la cantidad de paquetes que fumaba al día. Finalmente, las imágenes fueron valoradas por tres médicos distintos.

Ninguno de los examinadores conocía la procedencia de las fotos (edad y adicción al cigarrillo del participante). Los datos constatan que un 50% de los incluidos en el trabajo había fumado alguna vez a lo largo de su vida o seguía haciéndolo. Además, entre los enganchados al cigarrillo la media diaria de pitillos consumidos oscilaba entre un tercio del paquete y cuatro.

La doctora Helfrich ha asegurado a SALUD que la «principal conclusión del estudio es que los dos grandes factores que predicen el envejecimiento precoz de la piel de las zonas no expuestas al sol son la edad y el tabaco. A partir de los 45 años, la aparición de arrugas finas fue mucho mayor entre los que fumaban que entre los no adictos».

Otro de los aspectos que señalan los investigadores es «que el número de paquetes de tabaco consumidos al día, así como los años de adicción, se correlacionan con el grado de envejecimiento prematuro de la dermis no facial».

Helfrich a y su equipo insisten en la importancia de realizar más investigaciones encaminadas a encontrar que otros factores de riesgo independientes pueden provocar que la dermis de las zonas fotoprotegidas se arruge. No obstante, recuerdan que las razones por las que el tabaco "frunce" la dermis de zonas ocultas al sol son aún desconocidas.