A nadie le gusta pensar que su hijo adolescente pueda estar en contacto directo o indirecto con las drogas, pero las cifras que se destilan de los últimos estudios realizados al respecto han puesto a padres y profesores en estado de alerta.
Después de Francia, España es el segundo país consumidor de cannabis de Europa, casi un 2% de los chicos y chicas españoles han probado el éxtasis, el consumo de cocaína entre los adolescentes se multiplicó por tres en la primera mitad de este año, siete de cada diez jóvenes que pide ayuda para solucionar un problema de drogas es políconsumidor... Con las manos en la cabeza, los padres preguntan a sus hijos y algunos les cuentan que la mitad de su clase fuma porros. La cara de estupor de los adultos es inevitable, pero, según Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), «los estudios que hemos hecho revelan que tampoco son tantos los padres que están asustados. Prácticamente, la mitad de ellos piensan que sus hijos tienen bastantes posibilidades de consumir y hay otra mitad que ni se lo imaginan. Lo que pasa es que los que están alarmados reaccionan de una manera que parece que exista una gran preocupación. Nosotros no creemos que esa angustia corresponda a la realidad, más bien, que hay muchos padres que procuran no enterarse demasiado de lo que pasa para no preocuparse».
Se puede salir de marcha sin tomar drogas
PRONTO: ¿Los padres no quieren afrontarla situación?
EUSEBIO MEGÍAS: Ellos creen que hagan lo que hagan, la presión exterior es tan intensa que va a neutralizar todos sus esfuerzos y por eso procuran sufrir lo menos posible y delegan la responsabilidad. Dicen: «Que eduquen los profesores» y los profesores contestan: «Que eduque la familia» y todos dicen: «Que la policía intervenga» y, al final, unos por otros, no hay un compromiso educativo y eso es lo que realmente nos preocupa y hay que cambiar.
P: ¿Hay que reeducar a los padres?
E. M.: Lo que hay que hacer es tomar conciencia social de que hay una serie de elementos, como los mensajes publicitarios, los programas mediáticos o la cultura del ocio, que están condicionando un contexto social en el que, no nos engañemos, es muy difícil no consumir. Y es muy difícil convencer a un adolescente de que es bueno consumir de todo, menos drogas.
Precisamente, en eso trabaja la organización de prevención de drogodependencias EDEX que, en uno de sus programas, trata de demostrar a los chicos que se puede salir de marcha sin consumir drogas. Como cuenta su responsable, Juan Carlos Melero, «intentamos hacerle, pensar que el consumo de drogas no es una práctica universal, es decir, que no todos los jóvenes que salen los fines de semana se dedican a consumir. Ésa es la idea de muchos adultos, pero no es cierta, aunque sí es verdad que el consumo ha ido en alza en los últimos tiempos».
P: ¿Y por qué ha crecido? ¿Los chicos le han perdido el miedo a las drogas?
EUSEBIO MECÍAS: Hay una banalización de los riesgos, hasta el punto de que una sustancia ilegal como el cannabis tiene mejor imagen que el alcohol. Pero esa banalización no la hacen los jóvenes. Nuestros adolescentes no son marcianos, están mamando de nuestros valores y nuestra percepción de la sociedad.
JUAN CARLOS MELERO: Es cierto, todo el mundo le cogió miedo a la heroína, pero parece ser que el tabaco, el alcohol o el hachís están tan generalizados que se ha divulgado una imagen de que son inofensivos. Los chavales tienen, lo que llamamos los técnicos, una percepción de riesgos bajo mínimos y esto es inquietante porque, cuanto más baja es la percepción del riesgo, más crece el consumo. Ellos no se han inventado que las drogas no son nocivas, han captado una serie de mensajes que circulan por ahí, muchas veces, incentivados por la industria recreativa, y piensan que no pasa nada por emborracharse sólo los fines de semana, pero eso significa hacerlo ¡100 días al año! y es ilusorio creer que no le va a pasar factura a un chico de 14 años que todavía tiene el cerebro en proceso de maduración.
«Consumir marihuana ya parece casi legal»
P.: Con las nuevas sustancias, ¿es más difícil para un padre detectar al su hijo consume?
E. M.: No, no tiene nada que ver con la farmacología. Muy mal tienen que ir las cosas para que unos padres se tengan que dar cuenta de que su hijo se droga haciéndole un análisis. Es decir, si mi hijo cambia sus costumbres, empieza a tener problemas en el colegio, cambia de relaciones, rompe su comunicación conmigo... todo eso no es un indicador absoluto de que el chico se esté drogando, pero es una llamada de atención para que los padres estén más atentos.
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