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La información alarmista sobre drogas puede incitar al consumo
Fecha: 30.04.2008 Fuente: lne.es

Gregori Burkhart
¿Y si las campañas que pretenden evitar el consumo de drogas entre los jóvenes no fueran eficaces? ¿Y si la información sobre sus efectos fuera contraproducente e incitara al consumo? Gregori Burkhart, responsable del Área de Prevención del Observatorio Europeo para las drogas, responde tajante: «La mera provisión de información a los escolares es ineficaz. Nadie cambia su conducta sólo por estar informado».

Oviedo, Elvira BOBO

Y lo que es más, «la sola información puede tener efectos diatrogénicos (negativos), si sólo se refiere al consumo y sus efectos y lo hace de manera alarmista, puede producir curiosidad y aumentar el consumo en jóvenes que quizá ni habían pensado en ello», asegura. En este sentido, Chipre, por ejemplo, prohíbe que se hable de drogas sin autorización expresa, para evitar provocar interés.

Burkhart, que participa estos días en el V Congreso Internacional de Psicología y Educación que se celebra en Oviedo, afirmó ayer que los datos de consumo que suelen manejarse generan percepciones erróneas de prevalencia -suelen referirse a datos de consumo de sustancias alguna vez en la vida- y por eso las cifras son mucho más altas que las reales, algo que tiene efectos muy negativos en la prevención. «Lo que sería preocupante sería la prevalencia de consumo en el último año o en el último mes», afirma. Así, «los menores muchas veces hiperestiman el consumo de sus colegas», según un estudio europeo, lamenta. «Piensan que todos consumen y si ellos no lo hacen son extraños, cuando lo habitual es que el 90 por ciento de una clase escolar normal no consuma», comenta. «Hay una excelente campaña holandesa planteada así: "Tú no consumes, el 80 por ciento tampoco lo hace"».

Los últimos datos que estudian este preocupante fenómeno en el Principado de Asturias fueron ofrecidos ayer por Julio Antonio González-Pienda, presidente del congreso. Un estudio realizado por profesores de la Universidad de Oviedo sobre una muestra de 3.000 sujetos entre 14 y 18 años alerta de un «significativo aumento del consumo de hachís», que se sitúa en un 26 por ciento.

Asimismo, el 65 por ciento de jóvenes de esa edad admite haber consumido alcohol y tabaco, «hábitos», según González-Pienda, «cada vez más relacionados con el fin de semana. Un 4,9 por ciento reconoce haber consumido drogas de diseño; el 4,6 por ciento, anfetaminas; el 4,1 por ciento, cocaína, y un 1,6 por ciento, heroína». Sin embargo, siguiendo las indicaciones de Burkhart, hay que leer bien los datos. Los de consumo una vez en la vida son muy elevados y tienen efectos negativos en la prevención, por ello, sostiene, «los programas que corrigen las creencias son los más eficaces contra las drogas».

Europa, cuyo plan antidroga 2005-2008 será evaluado próximamente, no ha hecho un gran esfuerzo, según Burkhart, para evitar campañas ineficaces. España ha sido, dice, vanguardista en esos programas, sólo tiene que implementarlas en todas las comunidades autónomas y que haya impacto. «Un buen programa no insiste tanto en las sustancias, sino en las conductas», reitera, «y si está bien hecho, es eficaz». Burkhart insiste en que es aconsejable realizar «prevención selectiva en grupos o individuos especialmente vulnerables que tienen riesgo de emprender una curva muy alta de consumo si empiezan a consumir». Aunque los planes contra el alcohol y el tabaco surtan efecto tarde, «sólo el hecho de que retrasen la edad de inicio de consumo ya es positivo: el cerebro estará más estable y la persona también», aclara Burkhart.

Respecto a nuestro país, cuyas cifras de consumo de drogas son similares a las del estudio del Principado, Burkhart recuerda que España es líder de consumo de cannabis -muy unido al de tabaco- en la UE, junto a Italia o Reino Unido. Además somos uno de los países donde el «consumo de sustancias como el alcohol está menos regulado y cuya ley contra el tabaco es más confusa y laxa». Respecto al consumo de alcohol en grandes cantidades -el llamado «big drinking»- o el consumo de drogas sintéticas, el experto los asocia a la industria del ocio. «Se trata de epidemias industriales», señala. Sin embargo, otros países fuerzan a la industria con medidas policiales o ambientales, incluso con medidas positivas como proporcionar transportes nocturnos desde las zonas de ocio.

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