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Los -malos humos- invaden las zonas de no fumadores
Fecha: 31.03.2004 Fuente: elmundo.es

Foto: cultura.terra.es
Las áreas reservadas para no fumadores de bares y restaurantes sólo evitan a medias la exposición pasiva al humo del tabaco, incluso cuando se trata de espacios completamente separados

Los autores del trabajo que ha llegado a esta conclusión afirman que la única manera de evitar los riesgos para la salud de los que rodean a los adictos al cigarrillo es la prohibición total de fumar en los lugares públicos. Precisamente el próximo mes de marzo Irlanda será el primer país europeo en aplicar tal norma.
 
En el estudio australiano publicado en la revista Tobacco Control se examinaron los locales de 17 clubes de distinta índole (deportivos, culturales, etcétera.). Todos ellos disponían de áreas reservadas para fumadores que en algunos casos estaban en recintos separados del resto. En otros, se trataba de espacios delimitados en la misma sala.
 
Niveles de nicotina
 
Los investigadores evaluaron tres parámetros: niveles de nicotina, de partículas en suspensión y de dióxido de carbono (CO2). Se midieron tanto dentro de los locales como en el exterior para valorar el efecto de la contaminación.
 
Los niveles de nicotina resultaron ser de media un 53% más bajos en las zonas de no fumadores tanto si eran salas separadas como si se trataba de áreas del mismo recinto. Sin embargo, en lo que se refiere a las partículas dañinas derivadas de la combustión de los cigarrillos sí se detectaron diferencias entre unos espacios y otros. En este caso, la exposición se reducía en un 66% si la zona de humos estaba físicamente separada, pero sólo un 17% si se encontraba en la misma sala.
 
Pero la dificultad de aislar los malos humos del tabaco no sólo es patente en los lugares de recreo, sino que también consigue impregnarse en cualquier rincón de los hogares poniendo en riesgo la salud, particularmente la de los niños. Un estudio estadounidense publicado en la misma revista que el anterior llama la atención sobre este punto, subrayando que incluso si los padres deciden fumar fuera de la casa, sus hijos están expuestos a las sustancias dañinas del humo de los cigarrillos.
 
Los autores del trabajo evaluaron 49 casas familiares, 15 de ellas de no fumadores. Midieron los niveles de nicotina en la orina de los niños y en el polvo y en el aire del dormitorio de éstos y del salón. Como era de esperar, las concentraciones más altas se detectaron en los hogares donde se fumaba dentro de la casa, hasta 14 veces superior. Sin embargo, lo sorprendente es que en las familias que acostumbraban a fumar en el exterior lejos de los hijos, los niveles de nicotina resultaron ser entre cinco y siete veces más altos que en las casas libres de humo.

Los autores aseguran que muchos de los componentes del tabaco, como la nicotina, se impregnan en la ropa y la piel de los fumadores.De este modo entran en las casas, donde se depositan o son absorbidos por las paredes, las telas y los objetos. Desde ahí pueden ser reemitidos al ambiente durante meses.

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