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Peligrosamente jóvenes
Fecha: 28.09.2004 Fuente: elcorreodigital

PROFESIONALEç. El bombero Vicente Castro, en su día a día. / F. GÓMEZ
Alcohol, juventud y volante forman un cóctel explosivo que estalla las noches de los fines de semana. Un conductor de 22 años, un taxista y un bombero tratan de explicar el fenómeno

Publicado el mes de agosto en el diario El Correo
AINHOA DE LAS HERAS/BILBAO
 
Mueren sin apenas haber vivido en tumbas de asfalto. Son tragedias absurdas y demasiado cotidianas. Los accidentes de tráfico se sitúan como la principal causa de muerte prematura entre los jóvenes españoles de 18 a 30 años. Los últimos fines de semana, entrado ya el verano, han arrojado cifras dramáticas: decenas de chicos han dejado sus cortas vidas en el asfalto y sumido en la amargura a sus familias y círculo de amistades. Según un estudio de la Guardia Civil de Tráfico, el perfil del conductor proclive a sufrir sinietros es un varón joven, deshinibido y apasionado de los coches y la velocidad.

Si a los peligros de la carretera se le unen los efectos del alcohol resulta una mezcla explosiva, que estalla especialmente de madrugada. La última campaña de tráfico lo deja claro: «Alcohol+Volante=Accidente». Las compañías de seguros lo saben y muchas optan por no aceptar clientes en edades potencialmente peligrosas. Así, Linea Directa ha ideado una fórmula para asegurar a jóvenes automovilistas. Ofrecen primas con condiciones: no se cubrirá ningún siniestro que ocurra entre las doce de la noche y primera hora de la madrugada, ni en los que se detecte un caso de alcoholemia.

Pero ni la publicidad con imágenes desgarradoras ni las duras estadísticas terminan por concienciar a la población juvenil -tampoco a la adulta- contra una epidemia que la está esquilmando. Un conductor de 22 años, un taxista y un bombero, como testigos directos del drama, tratan de explicar el fenómeno.



ADRIÁN BARREIRO

Conductor, 22 años

«Un amigo se mató hace dos meses por correr»



Adrián, de 22 años, gastó su primer sueldo de operario en una fábrica de aluminios en comprar un "Golf TDI" rojo último modelo. En su pueblo, Laracha, en plena Costa da Morte (La Coruña), el transporte público brilla por su ausencia y el volante se hace casi imprescindible, especialmente para los jóvenes, que van de pueblo en pueblo en busca de diversión. Para llegar a Carballo, el municipio con más ambiente de la comarca, han de atravesar diez kilómetros de la N-550, «una de las carreteras más peligrosas y con mayor índice de siniestralidad de España», apunta el joven gallego.

Adrián habla con conocimiento. Hace dos meses, perdió allí a un amigo, Manolito, de 25 años. «Se mató a las ocho de la mañana, venía de tomar algo. Iba rápido, a más de 100 kilómetros por hora por esa carretera... ya es un peligro; nadie sabe nada más, si llevaba alcohol encima o no».

Manuel es sólo una víctima joven más de la carretera. El primer fin de semana de julio murieron en España 21 chicos menores de 30 años. Galicia ostenta el triste liderazgo en este tipo de sucesos debido probablemente a la sinuosa orografía y a las marcadas distancias entre pequeños núcleos urbanos. Hace dos años, cuatro amigos perdieron la vida en un terrible accidente a causa también del exceso de velocidad en una autopista de La Coruña en plena madrugada. Un quinto joven fue el único que se salvó. «Iba en el asiento delantero y era el único que llevaba puesto el cinto. Antes del golpe, miró el cuentakilómetros y lo último que vio fue que marcaba 170 kilómetros por hora. Él sólo se hizo unos rasguños», relata Adrián.

La proximidad de la tragedia ha dejado huella en su círculo de amistades. «Normalmente vamos y venimos en taxi. No suelo coger el coche para ir de fiesta, no es cuestión de jugarse la vida por unas copas. Y si lo hago, a veces me quedo a dormir en el coche y por la mañana, más despejado, vuelvo a casa», se justifica. El plan B se llama Manuel, tiene 24 años, es ingeniero informático y «no bebe nunca, sólo le gustan los zumos». Con él, van seguros y vuelven vivos.



ÁNGEL HIERRO

Presidente de Radiotaxi Bilbao

«La noche del sábado crece el tráfico una barbaridad»



«No sólo los jovenes beben y toman drogas, pero sí usan el coche más impulsivamente», sostiene. Él cree que las campañas de Tráfico contra el alcohol en la conducción no han resultado efectivas. Bilbao, ciudad en la que Hierro tiene su plaza de taxi, dispone de autobuses y metro en horario nocturno, además de trenes y también taxis. Pese a las alternativas teóricamente más seguras, «se sigue usando el coche como medio de transporte».

El tráfico aumenta una barbaridad el sábado por la noche y ves unos accidentes que no te explicas. Si llevas todo el día trabajando, sales por la noche y bebes, no estás para conducir. Que me lo digan a mí. Luego, las consecuencias están ahí». Pero, entonces, «¿porque siguen arriesgándose?», se pregunta. «El coche es un medio de reivindicarse, un metodo para atraer», reflexiona.

Además del daño que pueden provocarse a sí mismos, también pueden causárselo a los demás. «Tengo compañeros a los que les han embestido jóvenes que iban bebidos». Ángel Hierro aconsejaría a las potenciales víctimas que «si cogen el coche, sepan que les puede marcar de por vida o incluso quitársela. Está a la orden del día. Que lo piensen antes de darse un buen golpe y lamentarse».



VICENTE CASTRO

Oficial de bombero

«Vamos a más accidentes que incendios»



Ellos ven la cara más siniestra del tráfico. Amasijos de hierros, miembros amputados, niños gritando el nombre de sus padres muertos, vidas rotas... Eso les da una visión cruda de la realidad. Los Bomberos acuden cada vez a «más accidentes que incendios», usan más el cortachapas que la manguera. «Se anda muy a la ligera, se corre mucho y sin ninguna necesidad», sentencia Vicente Castro, oficial de Bomberos del parque de Bilbao. Castro ha observado, sin embargo, una tendencia a la baja en cuanto a accidentalidad desde que se instalaron los radares de velocidad en la A-8.

En una de las últimas guardias, su equipo asistió a un aparatoso siniestro en Enekuri (Bilbao). Dos guardias civiles de 24 y 25 años murieron y otros dos jóvenes resultaron heridos en un choque frontal a las cinco de la madrugada. El coche de las víctimas «fue dando tumbos» por un barranco de 80 metros. Conductor y copiloto salieron despedidos, se les encontró ya cadáveres. Regresaban al cuartel de Soietxes (Mungia), donde cumplían servicio, pero nunca llegaron.

Los bomberos tuvieron que recuperar los cuerpos y desencarcelar a la conductora del turismo contra el que colisionaron. Cuando llegan al lugar del siniestro, su primera labor consiste en tranquilizar a los heridos, hablar con ellos y explicarles su situación. «A veces te impresiona, se te cae el alma, especialmente si son chavales. Se ha instaurado la cultura del botellón, de las pastillas... y es difícil encontrar a jóvenes que no funcionen de esa manera. Lo malo es cuando se llevan a otros por delante».

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