La publicación de los primeros resultados sobre la vigilancia policial del entorno de los centros de enseñanza para prevenir la venta de drogas sirve de marco a una conversación sobre la efectividad de esta medida. Un sindicalista del Cuerpo Nacional de Policía, un director de instituto y un portavoz de los padres de los alumnos conversan en estas páginas acerca de esta cuestión.

J.C. Vila: Los datos sobre las incautaciones de droga realizadas no son significativos porque sólo ha transcurrido un mes desde el inicio de esta campaña del Ministerio de Interior, pero también hay que tener en cuenta que los efectivos dedicados a esta labor no son los que desearíamos, ya que no son suficientes ni los más adecuados. Lo normal sería que la disuasión fuera realizada por vehículos policiales con funcionarios de uniforme, que no están disponibles en el número necesario, y que las labores de investigación las hicieran agentes de paisano. Lo ideal sería que estas operaciones las realizaran agentes de la zona que conocieran a las personas habituales del barrio, además de otros que no operasen allí, a quienes les resulta muy difícil identificar y detener a los sospechosos.

V. Gantes: El problema de la droga en A Coruña está dejado de la mano de Dios, porque todo el mundo sabe dónde se vende, como sucede en el entorno de los institutos. En los centros de Primaria no sucede este problema desde que se aplica el actual modelo educativo, aunque antiguamente, cuando llegaban hasta los catorce, sí que se vendía droga en sus inmediaciones. No sé si la solución será que los padres contratemos policías privados o que nosotros mismos actuemos como policías. Los datos sobre la falta de agentes me dan miedo y el hecho de que sólo se hayan incautado veinte gramos de droga en un mes me parece normal después de que se haya anunciado que se iban a vigilar los institutos.

A. Colmenero: Yo también estoy asustado, porque he visto de vez en cuando delante de mi instituto a los policías que vigilaban y disuadían y creía que esta medida era efectiva. Antes de que se tomase, los profesores observábamos movimientos sospechosos y llamábamos a la policía, que acudía a nuestra llamada. Una vez que empezó esta campaña, hemos notado una bajada en la presencia de estas personas, aunque creemos que no es suficiente porque de vez en cuando aparece el camello que quiere vender su mercancía.

J. C. Vila: No quisiera que cayerais en el alarmismo de pensar que la policía no va a defender los derechos de las personas. La poca policía que tenemos está trabajando al doscientos por cien y no sólo en los colegios, ya que no abandona las otras zonas en las que se vende droga, como Penamoa.

A. Colmenero: Los profesores trabajamos sobre la cuestión de la droga con los alumnos dentro y fuera del aula, ya que tenemos un protocolo de trabajo, sobre todo en la ESO, porque son los estudiantes más vulnerables, ya que no tienen sentido del riesgo. Trabajamos con los alumnos para que sean capaces de decir no a la droga, mientras que la labor de disuasión la dejamos en manos de la policía. Nos alegramos cuando se dijo que iba a haber patrullas de vigilancia, pero también nos quedamos intranquilos al pensar que podría dar una mala imagen del instituto, porque yo me pregunto si estas patrullas también van a los centros privados.

J. C. Vila: Estas operaciones se realizan en todos los centros.

A. Colmenero: Pero, curiosamente, en los medios de comunicación siempre aparecen los centros públicos, como si realmente fuese en ellos donde existiera el problema.

V. Gantes: Pero eso es por una razón muy sencilla: ¿Qué drogadicto va a ir a los Maristas o a otro colegio privado a vender droga, si todos están fuera de la ciudad?

A. Colmenero: También en el centro hay colegios privados, como Salesianos, Dominicos y Grande Obra de Atocha, éste último en la plaza de España, que es una zona problemática por la presencia de drogadictos.

J. C. Vila: Los operativos se montan de acuerdo con las estadísticas y datos que se poseen. Si hay una incidencia grande en la plaza de España o en la de Pontevedra, se potenciarán los medios en esas zonas. Si no hay incidencias, se efectuarán sólo pasadas rutinarias ante esos centros. No tengo datos concretos sobre los operativos, pero el menudeo de droga es generalizado en las inmediaciones de todos los centros, donde puede entrar incluso a través de los propios alumnos.

V. Gantes: Esta medida es muy positiva, pero me gustaría que se aplicara en toda la provincia, donde los padres hemos advertido de que la venta de droga se produce incluso dentro de los propios centros en lugares como Muxía, Laxe o Cee. Lo que queremos es que no sea una medida que se olvide al cabo de unos pocos meses, sino que sea constante y que haya una comunicación con los profesores para saber qué esta pasando. Coincido en lo que dice Antonio sobre la presencia policial, porque si tengo que matricular a un hijo en un instituto donde todos los días está la policía, a lo mejor no lo hago.

J. C. Vila: Mi propia hija me comentó el otro día que había visto a la policía delante del colegio y que su presencia asustaba a los alumnos. Yo le expliqué que la