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Romper con el cigarrillo
Fecha: 22.10.2007 Fuente: expansion.com

imagen: membres.lycos.fr/pipoenlaweb
El tabaco es el mayor enemigo de la salud pública mundial, y cada año mata a cerca de cinco millones de personas. Para batir a tan fuerte adversario, gobiernos, médicos e industria están desarrollando un potente armamento cuyo objetivo es romper el cigarrillo

Más de la cuarta parte de la población de los países desarrollados fuma. Sólo en España, fallecen más de 50.000 personas cada año a consecuencia del tabaco, y los costes de salud y económicos asociados son muy elevados. En la Unión Europea, donde 215 millones de ciudadanos fuman habitualmente, la factura del tabaquismo ascienden a 130.000 millones de euros, lo que representa entre el 1% y el 1,4% del PIB, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La contundencia de los datos ha llevado a los gobiernos comunitarios a implantar leyes contra el tabaco, unas medidas que en la mayoría de los países han suscitado las críticas de empresarios, médicos y de los propios fumadores. España, después de ocupar el dudoso honor de figurar entre los países mas permisivos, decidió abordar seriamente el problema, y desarrolló la Ley de Prevención del Tabaquismo, que entró en vigor el 1 de enero de 2006. El balance de estos casi dos años es discreto: se calcula que aproximadamente un 26% de la población española fuma –es decir, doce millones de ciudadanos–, y poco más del 2% se ha liberado del yugo del cigarrillo.

En opinión del psiquiatra sueco Karl Fagerström, una de las mayores autoridades mundiales en tabaquismo, tal vez la rápida implantación de la norma haya influido en ese éxito moderado. “Para que cualquier ley funcione es necesario que la población esté mentalizada para cumplirla. Probablemente, la ley española se haya implantado demasiado rápido y eso puede hacer que algunos fumadores reaccionen con agresividad”, comentó durante una visita a Madrid.

El ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha anunciado su deseo de endurecer durante el próximo año las restricciones al consumo de tabaco, especialmente en el ámbito hostelero que, a juicio de los médicos, es uno de los puntos más débiles de la ley antitabaco. Actualmente, la mayoría de los bares y restaurantes permiten fumar, pero si se endurece la ofensiva antitabaco, correrán malos tiempos para los que ahora se refugian en estos establecimientos para aspirar tranquilamente el humo del cigarrillo.

Sin embargo, los médicos insisten en cada vez es mayor el arsenal terapéutico para ayudar a los adictos a la nicotina a romper con el cigarrillo. Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo y director de la Unidad de Tabaquismo del Instituto de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, destaca una novedad: la veraniclina, que es un medicamento que estimula los mismos receptores cerebrales que la nicotina, lo que evita que el fumador sufra el síndrome de abstinencia. Además, “en el caso de que sucumba a la tentación del cigarrillo, no experimenta la sensación placentera que espera, ya que esos receptores están bloqueados”, indica el experto, que ha presidido la IX Conferencia Europea de la Sociedad para la Investigación sobre Nicotina y Tabaco (SRNT), que se acaba de celebrar en Madrid.

El tratamiento durante tres semanas con este fármaco consigue una eficacia muy alta durante los seis primeros meses. El principal inconveniente es su elevado precio (unos 4 euros al día), pero, según Rutte-van Molken, del Instituto para la Evaluación Tecnológica Médica en Holanda, “se compensa por el ahorro en la prevención de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar”.

Tratamiento estrella
Pero el verdadero tratamiento estrella para curar el tabaquismo es la vacuna, y en la que todos, médicos y fumadores, tienen depositadas sus esperanzas. Sin embargo, Jacques Cornuz, de la Universidad de Lausanne, y uno de los principales investigadores de esta vacuna, lanzó en Madrid un mensaje que puede caer como un jarro de agua fría: “La vacuna ha demostrado resultados prometedores, pero no impedirá que los jóvenes se incorporen al consumo de tabaco. Será para evitar que los que hayan dejado de fumar vuelvan a recaer”. Y otro dato: “No sabremos cuando se podrá comercializar porque todavía está en fases muy recientes”.

Además, los expertos apuntan otro dato: ni las políticas más eficaces, ni los mejores métodos van a lograr que la tasa de fumadores de cualquier país se sitúe por debajo del 19%.

Entre la ciencia y la creencia
· Vacuna antitabaco: es una de las vías más prometedoras para curar el tabaquismo. Está en fase de ensayo clínico, y aunque los resultados son esperanzadores, los expertos creen que pasarán varios años para que sea comercializada.

· Pastillas: en España están comercializados dos tipos de pastillas para el tratamiento del tabaquismo: el bupropión, que es un antidepresivo que suprime el ‘mono’, y la vareniclina, que elimina la sensación placentera que experimenta el fumador.

· Chicles y parches de nicotina: son eficaces y seguros, lo que les convierte en un buen aliado en los tratamientos de deshabituación tabáquica (duplican la posibilidad de éxito). Para algunos, el principal inconveniente es que pueden crear adicción.

· Cigarrillos transgénicos: es un proyecto encabezado por Jed Rose, de la Universidad de Duke, y coinventor del parche de nicotina. La idea es modificar la planta de tabaco para obtener una variedad con un contenido menor de nicotina.

· Acupuntura: es uno de los remedios no farmacológicos más extendidos, pero los especialistas en tabaquismo subrayan que la revisión de la literatura científica concluye la falta de resultados que demuestren su eficacia.

· ’Es fácil dejar de fumar’: el ‘best seller’ de Allen Carr (que ha superado la 40 edición) tiene innumerables ventajas: es barato (10 euros) e inocuo. Desventaja: hay que seguir fumando hasta el fin del libro, y muchos evitan llegar hasta la última página.

· Fumar rápido: el método es sencillo: dar una calada profunda al cigarrillo cada 6 segundos y fumar 5 pitillos en una hora. Unido a parches y chicles de nicotina puede tener éxito. Hay que hacerlo bajo vigilancia médica porque puede tener efectos adversos.

· Hipnosis: es otro de los tratamientos más habituales. Según los institutos de Salud de Estados Unidos y Canadá, la autohipnosis tiene un éxito de un 16% para combatir el tabaquismo, en tanto que la hipnosis tiene un éxito de 19,5%.

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