Argentina - Ritual alcohólico
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Fecha:
22.09.2005
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Fuente:
www.diariodecuyo.com.ar
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"Puede llamar la atención (...) la indicación de que la mayoría de los adolescentes no cae en el alcoholismo por placer, sino (...) para construir una identidad".
MANUEL CASTILLO - PROFESOR EN FILOSOFíA DE LA UNSJ
Las estadísticas muestran que el 38,7% de niños entre 12 y 15 años beben alcohol. Últimamente se eluden las restricciones a la venta de alcohol en lugares públicos, mediante una reunión casi ritual, para beber en la casa de los familiares de un miembro del grupo, por que los adultos no están o por que no lo prohíben. Esa casa puede ser el mejor lugar para el rito, según un estudio de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) hecho con alumnos de escuela secundaria. Se estima como edad promedio para la iniciación alcohólica 13 años en varones y 14 en mujeres, antes era 15 y 16. En la mayoría de los casos el incentivo no es el gusto por la bebida, si no el deseo de integrarse a un grupo, de lograr un rol social. El hogar ofrece cierta protección para casos extremos. Puede llamar la atención en ese estudio la indicación de que la mayoría de los adolescentes no cae en el alcoholismo por placer, sino que eso sirve para construir una identidad; sufren condicionamientos que no los dejan pensar, menos puede esperarse entonces que la familia en este caso les ayude a pensar, a superar la crisis propia de su edad. La vía de acceso a ese rol identitario es la adicción, que frecuentemente se canaliza después en el uso de drogas prohibidas.
Puede pensarse que la época los condiciona, la actualidad, pero ese condicionamiento debe proceder de alguna causa visible. La sociedad está fragmentada; la familia, desintegrada muchas veces; otras instituciones, debilitadas; queda el aislamiento, la soledad; pero no se soluciona con el alcohol. Un psiquiatra, Eduardo Padilla, considera que la persona ebria puede estar aparentemente conectada a un grupo, pero la sensación de soledad es mayor, aunque externamente se halla desinhibido para expresarse en sociedad y haya perdido el miedo, lo que lleva a imprudencias a veces con consecuencias destructivas. Termina fortaleciéndose el individualismo, la incomunicación, un signo es la música cuyo volumen no deja hablar, eso se asocia al culto a lo efímero, lo que no exige responsabilidad.
Esto nos muestra que el adolescente tiene que sumar su crisis a la crisis de la sociedad, en vez de pautas valorativas recibe un mensaje de frivolidad, se muestra lo fácil, el consumismo, la superficialidad, y aumenta la soledad, el individualismo.
Hay una coexistencia familiar que no contiene, aun cuando no se llegue a la desintegración de la familia, en ella se ha perdido en parte la función educadora. Eso puede explicar el aumento de la violencia escolar. En Madrid, un estudio del sindicato de profesores (ANPE) con docentes desde Infantil a Secundaria, encontró que el 85% manifiesta indisciplina y violencia en la escuela, además hay falta de motivación y problemas psicológicos que se cree son originados en el estrés del aula; hay amenazas e insultos de alumnos con problema.
Se identifica como causa externa de esa situación la actitud familiar, la crisis de valores y los medios de comunicación. Hay algo sorprendente en ese estudio, opinaron los alumnos atribuyendo el origen del problema a alumnos conflictivos, falta de respeto a la autoridad del maestro y familias demasiado permisivas; lo que estaría indicando que el joven advierte el daño de la excesiva permisividad y de la falta de respeto.
Esto nos indica que hay un fracaso en la educación, por un lado la violencia juvenil, por otro lado la búsqueda de identidad grupal por medio del alcoholismo, que también puede significar una huida de la realidad que se vive como intolerable. En ese clima, si se quiere educar en la responsabilidad, no en lo fácil intrascendente, el joven lo puede ver como un anticiparse a asumir responsabilidades, que le han hecho creer que no debe asumir todavía, que sería como quemar etapas o no vivir su edad. Es como decir o hacerles creer que viven una edad de irresponsabilidad; eso no satisface, más que vivir huyen de esa situación en la adicción, donde encuentran una ilusión de realidad más tolerable. Sería mejor mostrar una realidad tolerable, mejor aún, agradable; en eso la educación tiene un papel importante, pero se necesita la participación de la familia, también restablecer lazos de solidaridad y una actitud valorativa.
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