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Amanda Bravo: Las habilidades para la vida son una base necesaria en la educación para la ciudadanía
Fecha: 10.11.2004 Fuente: Prebentzioa. edex.es

Amanda Bravo. Experta en Habilidades para la Vida de Fe y Alegría Colombia. Invitada por EDEX Amanda Bravo dinamizará en Bilbao, entre el 16 y el 19 de noviembre, un seminario sobre habilidades para la vida (HpV), financiado por las Direcciones de Bienestar Social y Juventud y Acción Comunitaria del Gobierno vasco. Después lo hará en Zaragoza, de la mano de la Dirección General de Salud Pública y a continuación en Barcelona, en el marco de los programas de prevención de drogodependencias que impulsa la Fundació Catalana de L´Esplai con apoyo del gobierno catalán. Mantenemos una conversación con ella sobre el sentido y la vigencia actual del enfoque de habilidades para la vida.

¿Podrías decirnos cuál es tu cargo y tus responsabilidades en Fe y Alegría? 

Soy la Coordinadora Nacional de los Programas de Habilidades para la Vida y Formación de Educadores en Fe y Alegría Colombia.

¿Cómo definirías el enfoque de educación en habilidades para la vida?

Existe una iniciativa internacional de educación para la salud promovida por la Organización Mundial de la Salud a partir de 1993 y difundida en la Región de las Américas por la Organización Panamericana de la Salud, denominada Habilidades para la Vida en el Ámbito Escolar (Lifeskills education in schools), que busca el desarrollo de estilos de vida saludables desde la escuela, a partir del fortalecimiento de diez habilidades psicosociales que se consideran esenciales para todas las culturas: manejo de emociones y sentimientos, empatía, toma de decisiones, solución de problemas, manejo del estrés, conocimiento de sí mismo, pensamiento creativo, pensamiento crítico, comunicación efectiva y relaciones interpersonales.

El énfasis está en el saber hacer, esto es, se centra en la actuación competente de las personas en la aplicación de las habilidades, lo cual permite desenvolverse con éxito al enfrentar las exigencias y desafíos de la vida diaria contemporánea. El enfoque de educación en habilidades para la vida, desde nuestro trabajo, es una hibridación producto de la endogenización de la iniciativa internacional sobre el tema. Hemos hecho converger en nuestra propuesta, la mirada educativa de raíz latinoamericana que se conoce como educación popular –Fe y Alegría se reconoce como un movimiento de educación popular integral—; la iniciativa internacional de OMS/OPS mencionada, que hace énfasis en el desarrollo de diez habilidades básicas (competencias psicosociales) necesarias para poder adquirir estilos de vida saludables, así como los desarrollos de UNESCO sobre el tema, que buscan incentivar el desarrollo de competencias para la vida en términos más amplios; la necesaria recontextualización de esta iniciativa en la realidad social, cultural y económica de un país como Colombia, con características de violencia y maltrato en distintos ámbitos, lo que nos pone frente al reto de transformar esta sociedad; y la necesidad de introducir todas estas temáticas en la práctica escolar, con todo lo que ello implica.

Todo esto, en el marco de la ética del cuidado y de la responsabilidad, que se aborda de manera transversal, lo mismo que los aspectos de género involucrados en cada una de las habilidades trabajadas. Esta propuesta, además, se considera como una base necesaria en la formación para la ciudadanía. Para resumir, desde nuestra experiencia podemos denominarla como una propuesta educativa para el aprendizaje de Competencias y Habilidades Necesarias para Cuidar la Vida.

¿Cuáles son los principales campos de actuación de este modelo?

La iniciativa internacional hace énfasis en su introducción en la educación formal, especialmente en el ciclo básico, entre otras razones porque es un espacio formativo importante que garantiza el desarrollo de procesos educativos sostenidos. Sin embargo, es posible implementarla en ámbitos no formales, con población infantil y juvenil, y con personas adultas, especialmente docentes. Se han realizado con éxito experiencias de promoción de la salud/estilos de vida saludable, y en otras de prevención de situaciones de riesgo, como el consumo de tabaco-sustancias psicoactivas o los embarazos adolescentes.

¿Qué perfil de educador se requiere para educar de acuerdo con este enfoque?

El desarrollo de habilidades que tienen que hacerse visibles en las actuaciones y prácticas de las personas no puede producirse con los viejos métodos de discurso, tiza y tablero. Las personas aprenden mejor cuando en el proceso de aprendizaje se estimulan varios de sus sentidos corporales y se movilizan sus sentimientos, cuando dicen y hacen lo que dicen, cuando lo que hacen tiene un sentido práctico y útil, cuando los resultados de lo que hacen les satisface individualmente y perciben que además beneficia al conjunto social al que pertenece, cuando alguien es un modelo de la actuación esperada.

Todo esto requiere una persona que haga docencia no sólo por vía de la “transmisión” del conocimiento que tiene sobre las habilidades, sino que sea capaz de facilitar los aprendizajes de sus estudiantes, acompañar sus procesos de aprendizaje, y –sería altamente deseable-- servir de modelo competente en la aplicación cotidiana de las habilidades y competencias cuyo aprendizaje promueve. Esto significa que las(os) docentes facilitadoras(es) deben tener una disponibilidad muy grande para flexibilizar y aun abandonar, si es necesario, sus prácticas tradicionales y tratar de adoptar métodos y dispositivos educativos más lúdicos, más participativos, más demandantes en términos de tiempos y actividades, pero que se verán recompensados por mejores resultados para todas las partes involucradas.

¿Cómo definirías el panorama actual de este enfoque a escala internacional?

En el ámbito internacional, la iniciativa de educación en habilidades para la vida ha cobrado mucha importancia. Los sectores de salud y educación reconocen su necesidad, tanto en la educación formal como en la no formal, para abordar la formación integral de niñas, niños y jóvenes. El primer impulso lo dio la OMS en 1993, como mencioné antes. Más recientemente, en la 47ª reunión de la Conferencia Inter

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