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Fármacos al volante, peligro constante.
Fecha: 23.06.2010 Fuente: CONSUMER EROSKI Y WWW.CONSUMER.ES

Fuente foto: el correo
Seguir las directrices del personal sanitario es clave para lograr una conducción segura si se toman medicamentos.

Iñigo Marauri


Abrir la puerta, meter la llave, colocar los espejos y arrancar. Ésta es la rutina diaria demillones de conductores en todo el mundo que suelen descuidar otros aspectos, como los efectos del fármaco que acaban de tomar o las consecuencias que para un diabético puede tener circular por lamañana sin haber desayunado. En general, pocos conductores y acompañantes asumen que ponerse delante del volante es una acción que exige la perfecta integración de múltiples funciones de carácter sensorial, cognitivo y motriz.

Los expertos en salud de Consumer Eroski recuerdan que los procesos agudos o crónicos que alteran la salud pueden influir en la capacidad para conducir, con lo que se multiplica el riesgo de sufrir un accidente. Estudios realizados por la Asociación Española de Centros Médicos Psicotécnicos (ASECEMP) cifran en 37.000 las personas a las que se les priva del permiso de conducir por razones médico-sanitarias, lo que representa un 0,94% de los casi cuatro millones de conductores que se someten cada año a un reconocimiento.

Según los datos revelados en el proyecto europeo Immortal, llevado a cabo en Noruega por el Instituto de Economía del Transporte (TOI), los trastornos neurológicos y las enfermedades mentales son las patologías que mayor riesgo de accidentalidad representan. A estos trastornos les siguen, en orden de influencia, los medicamentos y la diabetes. En menor grado se encontrarían las enfermedades cardiovasculares, las afecciones del sistema locomotor y artritis, además de los problemas de audición y oftalmológicos.


Daño colateral del fármaco

En nuestro país, y según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el 77% de los conductores españoles se pone al volante bajo estados de estrés, mientras que el 22% lo hace en episodios depresivos, trastornos que pueden generar ideas suicidas y que intervienen en el 2,6% de los accidentes graves. La misma situación se plantea ante el tratamiento farmacológico a seguir, y es que un 15% de los conductores reconoce estar medicándose para tratar la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, o para relajarse o dormir. Mareos, somnolencia, aturdimiento, irritabilidad, nerviosismo, espasmos musculares, visión borrosa, disminución de la atención, desmayos y mayores tiempos de reacción son sólo algunos de los efectos secundarios a los que se enfrentan.

Las medicinas, debido a su capacidad depresora del sistema nervioso central y a sus efectos secundarios o por la interacción con otras sustancias como el alcohol, son uno de los factores que más pueden afectar a la capacidad para conducir de forma segura. Según datos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, un 30% de los conductores españoles toma de manera habitual algún medicamento, y las estadísticas de la DGT especifican que entre el5%y el 10% de los fallecidos en accidente habían consumido algún tipo de fármaco con efecto psicoactivo. Pero lo más alarmante es que en numerosos casos el paciente desconoce el riesgo potencial de los medicamentos que ingiere durante la conducción.


El peligro de las apneas

Bostezos, nerviosismo, cambios de posición de las manos, errores frecuentes... Los pacientes que sufren apnea del sueño tienen entre 7 y 10 veces más riesgo de sufrir un accidente. Diversos estudios constatan que el excesivo sueño diurno causa hasta un30%de estos siniestros. El Reglamento de Conductores establece que no pueden obtener o renovar el permiso de conducir quienes padezcan apnea del sueño. No obstante, si aportan un informe favorable de una Unidad del Sueño en el que conste que siguen un tratamiento y controlan la sintomatología diurna, pueden obtener o prorrogar el carné de conducir por un periodo de dos años para los conductores no profesionales, y de un año para los profesionales.


Embarazo sin riesgos

La gestación puede producir cambios en el nivel de azúcar en la sangre, modificaciones de la tensión arterial, alteraciones en la visión y edemas en los miembros inferiores. Durante los últimos meses de embarazo el tamaño de la barriga puede obstaculizar los movimientos y reflejos, impidiendo que se puedan realizar maniobras con seguridad, por lo que en las últimas semanas lo más aconsejable es que la futura madre deje de conducir y ocupe alguna de las plazas destinadas a los pasajeros. Si el médico ha desaconsejado el uso del cinturón de seguridad, se deben evitar o limitar los viajes en coche. Lo más recomendable es utilizar el cinturón de tres puntos de anclaje –aquellos que disponen de banda pélvica o inferior, y banda torácica o superior–. Se coloca la banda superior de manera que ésta se ubique entre los dos pechos, y la banda inferior tan abajo como sea posible, evitando la presión directa sobre el abdomen y el pecho.


Mayores al volante

Con la edad aumentan los síntomas que indican un deterioro cognitivo, sensorial y motriz que, combinado con alguna patología, puede dificultar la capacidad de atención y, por tanto, la conducción. Salvando las particularidades de cada uno, la merma progresiva de las capacidades psicomotoras se hace más evidente a partir de los 65 y se multiplica después de los 75 años. Los expertos indican que cada persona envejece de una manera diferente, y la vejez no es incompatible, en principio, con las reglas más elementales de seguridad vial. De hecho, ni España ni los países de laUE establecen límites a la conducción por edad. Según datos de la DGT, menos del 5% de los implicados en accidentes de tráfico supera los 64 años. Los indicadores más habituales de que algo no va bien se hacen evidentes cuando la persona mayor no respeta las señales, no hace el stop ni cede el paso, gira sin avisar, invade de manera continuada el carril contrario y sufre golpes frecuentes por errores de cálculo al circular o aparcar. Otros síntomas son las dificultades para seguir una trayectoria en línea recta.


Conducir seguro bajo tratamiento farmacológico

Consulte a su médico antes de ponerse al volante si puede conducir; es quien mejor le asesorará y le indicará cuándo puede hacerlo.

– Infórmese sobre los efectos secundarios de los medicamentos que le han prescrito. Lea el prospecto antes de iniciar un tratamiento y observe si especifica que interfiere en la capacidad de conducción.

– Si constata que la medicación afecta a su capacidad para manejar un coche, no conduzca hasta que finalice por completo el tratamiento. Si lo hace de forma cotidiana, dígaselo a su médico para que le recete o cambie el medicamento por otro más suave.

– Extreme las precauciones e incluso evite conducir en la fase aguda de la enfermedad o en el inicio d

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