Untitled Document

Los fumadores siguen campando a sus anchas en bares, restaurantes y cafeterías con la complicidad de las autonomías, responsables del cumplimiento de la Ley Antitabaco. Esta es la radiografía que presenta la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) 500 días después de la entrada en vigor de la norma.

La OCU ha acudido a unos mil espacios públicos de las 17 autonomías para elaborar el informe, donde constató lo que otros estudios ya vaticinaban: la Ley Antitabaco se aplica a medio gas. A la cabeza se encuentra el sector hostelero, donde, además de permitirse fumar en la mayoría, los que lo hacen siguen cometiendo infracciones por falta de señalización, zonas mal separadas o por permitir encender un pitillo en espacios libres de humo, como cafeterías de facultades y de centros sanitarios.

El 85% de los establecimientos mixtos, es decir, aquéllos que dividen su superficie entre fumadores y no fumadores, superan el espacio regulado para las personas con el hábito, que es del 30% del total. Pero, además, buena parte de ellos no separan herméticamente una zona de otra y se limitan a colocar un cordón de separación, un biombo o un mero cartel señalando en qué mesas se puede fumar y en cuáles no.

La señalización también es precaria. Bares, cafés y restaurantes están obligados a advertirlo en la puerta de entrada, pero el 22% de los locales revisados siguen sin hacerlo. Esta pasividad se acentúa en Navarra, Aragón, Castilla y León, Castilla La Mancha, Galicia, La Rioja y la Comunidad Valenciana, la cual, junto a Madrid, ha aprobado un decreto que flexibiliza la Ley Antitabaco. Esto responde a «intereses políticos» para la OCU, que ya ha recurrido ante los tribunales porque va «en contra» de la salud pública. La más cumplidoras, en cambio, son Baleares, Cantabria y Cataluña. Esta última es la región donde más inspecciones se han practicado en este periodo. El resto de las autonomías se encuentran en el ecuador de ambos polos.

Hospital y universidad

El segundo grupo de superficies de uso público analizadas por la OCU está formado por estaciones de trasporte, centros universitarios y hospitales. En el 12% de los casos analizados no existía señal exterior que indicase si se podía fumar o no. El metro (encabezado por el suburbano de Valencia) lidera las denuncias. Le siguen los hospitales, caso del Delfos de Barcelona y el Xeral de Vigo, y las cafeterías de la Clínica Universitaria de Pamplona y la del Marqués de Valdecilla de Santander.

Pero el caso más grave que denuncia la OCU es el del hospital Virgen Macarena de Sevilla, donde había un cartel que indicaba la posibilidad de fumar, lo que, con la ley en la mano, es doblemente ilegal; primero por ser un centro público y segundo, por exhibir un cartel permisivo. Entre los transportes, las estaciones de autobuses donde se fuma sin consecuencias punitivas son las de Albacete, Palma de Mallorca, Murcia, Madrid (Avenida América) y Salamanca, el interior de las estaciones de ferrocarril de Badajoz, Bilbao, Madrid Atocha y Mallorca, y las cafeterías de las universidades de Albacete, Sevilla y la Complutense de Madrid.

Finalmente, una de cada cuatro maquinas expendedoras revisadas incumplían la ley al estar sin control de menores y no tratarse de lugares de ocio nocturno, sino de estaciones de tren, panaderías, cafeterías de centros comerciales y en la del hospital materno infantil de Badajoz.