A pesar de lo positivo de estos datos, que muestran claramente una tendencia en descenso, los especialistas opinan que no se podrá cumplir con el objetivo de salud marcado para el 2010: reducir el consumo de tabaco hasta el 12 por ciento.
El trabajo de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) analiza los patrones de consumo de 31 mil 326 adultos.
Se consideró fumador a todo el que afirmó haber consumido más de 100 cigarrillos a lo largo de su vida y que seguía fumando diaria u ocasionalmente.

Los resultados del estudio muestran una disminución en el consumo (un 20.9 por ciento) que, si bien no es significativa en relación con los datos de 2003 (un 21.6 por ciento), cobra una gran importancia al compararla con la de 2002 (un 22.5 por ciento).

La mayor disminución. En este sentido, los expertos señalan que, aunque la tasa lleva más de 10 años descendiendo de forma continuada, la reducción entre 2004 y 2002 —casi un dos por ciento menos— ha sido la mayor que se ha registrado desde 1980.

Los indios americanos y los nativos de Alaska presentaron un consumo más alto, como publica el diario The Wall Street Journal (WSJ). Lo mismo ocurre con las personas que viven bajo el umbral de la pobreza y las de menor nivel educativo.
Según recoge WSJ, el doctor Corinne Husten, director de la Oficina de Tabaco y Salud de los CDC, ha señalado que esta disminución se debe principalmente a una serie de razones: más impuestos sobre cigarrillos, prohibiciones de fumar en el trabajo y esfuerzos estatales preventivos.

De hecho, California es uno de los que menor tasa de consumo tiene (un 14.8 por ciento) y uno de los estados con más iniciativas antitabaco.

Otra de las normas más férreas de EU, y de las últimas en aprobarse, es la de Washington. Desde principios de diciembre de 2005, no se podrá fumar en ningún sitio público del Estado, incluido el lugar de trabajo, ni tampoco a menos de siete metros y medio de distancia de las puertas, ventanas y respiraderos.
España, todavía muy atrás. Los datos de este trabajo ponen en evidencia el largo camino que, a pesar de los progresos, le queda por recorrer a España. La Encuesta Nacional de Salud de 2003 muestra que un 31 por ciento de la población española, un porcentaje que ya no se registra en ningún lugar de EU.

El consumo de tabaco ha disminuido considerablemente entre los hombres españoles (de casi un 55 por ciento, registrado en 1987, a más de un 37 por ciento en 2003) pero no entre las mujeres.

Según datos de la Encuesta Nacional de Salud, en 1987 fumaba casi un 23 por ciento, en 2001 un 27.2 por ciento y en 2003 un 24.7 por ciento.

El consumo femenino, por tanto, estuvo aumentando hasta hace relativamente pocos años y ahora parece que se encuentra estancado.