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Barra libre en la venta de alcohol a menores
Fecha: 26.03.2009 Fuente: elcorreodigital.com

Un grupo de chicas hace "botellón" en una calle vitoriana./ J. ANDRADE
La OCU comprueba que apenas existen trabas a su adquisición en comercios. Pide que se "resucite" la frustrada ley antialcohol de la pasada legislatura

Todas las normativas autonómicas vetan la venta de alcohol a los menores de edad -salvo Asturias, que la permite a partir de los 16 años-, pero esa "ley seca" se vulnera un día sí y otro también. El alcohol es, de lejos, la droga más consumida por los jóvenes españoles, que se inician antes de los 14 años, según las estadísticas del Ministerio de Sanidad. Y ese alcohol sale de algún sitio: de supermercados, comercios abiertos las 24 horas, gasolineras y bares, donde los menores lo adquieren casi sin control y con total impunidad.

Seis ciudades españolas ha recorrido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) -Barcelona, Bilbao, Granada, Madrid, Valencia y Valladolid- para comprobar si se cumple la ley, y en las seis se expenden bebidas alcohólicas a adolescentes en distintos establecimientos sin apenas trabas. La cerveza corre libremente y también alcoholes de alta graduación como el whisky, aunque en menor medida. Sería buena cosa, concluye la OCU, "resucitar" la frustrada ley estatal antialcohol de la pasada legislatura.
Los menores que actuaron como "gancho" para el estudio visitaron a distintas horas, de día o de noche, 123 establecimientos de todo tipo en zonas de marcha juvenil, supermercados, comercios 24 horas, bazares, tiendas de "chinos", bares, establecimientos de comida rápida... En ocho de cada diez locales compraron o les sirvieron cervezas sin problema y sin reclamarles la preceptiva identificación.

Los negocios más laxos con la normativa fueron las tiendas 24 horas (el 87% dispensó la bebida) y los locales de comida rápida (el 83% de las veces). Los bazares y "chinos" hicieron lo propio, vender y callar, en un 79% de los casos. Algo más rigurosos fueron los bares y cafeterías; un 68% sirvió cerveza a los chavales sin hacer preguntas.

Si hablamos de whisky, la palma se la llevan los bazares; en tres de cada cuatro ocasiones dispensaron bebida de alta graduación al menor que la pedía. Igual que en seis de cada 10 supermercados, y en el 57% de las tiendas de conveniencia o 24 horas.
En este panorama general hay matices, no obstante. Madrid es la ciudad donde más dificultades encuentran los adolescentes de ambos sexos para comprar alcohol. En Granada, en cambio, podría decirse que hay barra libre de cerveza (en un 95% de los casos, se vende sin preguntar), lo mismo que en Barcelona y Valencia, con un 93 y 92%, respectivamente. En Bilbao y Valladolid, tres de cada cuatro menores que intentaron adquirir cerveza lo consiguieron. En cuanto al whisky, el ránking de facilidades lo encabeza Valencia (92%), seguida de Barcelona y Granada, ambas por encima del 80%. En Bilbao pudo comprar o beber una copa la mitad de los chicos que lo intentaron, mientras que en Valladolid (44%) y en Madrid (33%) se les hizo más difícil porque les pidieron el carnet o directamente se les denegó.

Carta a los padres

En el caso de la capital vizcaína, sus responsables municipales explicaron ayer que las sanciones a establecimientos por este tipo de prácticas se han multiplicado en el último año, pasando de la media docena de multas en 2007 a las 18 de 2008. En lo que va de ejercicio se ha impuesto una sola sanción, pero el plan de prevención del Ayuntamiento bilbaíno se ha intensificado. «Hemos lanzado una campaña para evitar el consumo de alcohol entre los jóvenes que ha alcanzado a más de 34.000 familias», detalla el director de Salud y Consumo, Javier Orduna. El programa contempla incluso el envío de una carta a los padres del menor si la Policía Municipal le sorprende haciendo "botellón".

Según denuncia la OCU, la mitad de los establecimientos visitados donde se comercia con bebidas alcohólicas carecía del cartel obligatorio que debe informar de la prohibición de venta y dispensación a menores de edad. Un fallo particularmente frecuente en los bazares y "chinos"; en cuatro de cada cinco no había cartel ni nada parecido. Tampoco se separan las bebidas alcohólicas de los refrescos y bebidas "sin", como es preceptivo.

La vigilancia es mínima y el celo de los comerciantes, francamente mejorable, denuncia la OCU. Sólo en 13 de cada cien establecimientos visitados exigieron el DNI a los chicos que pedían cerveza, y en el doble si lo que pretendían comprar era whisky. En la Ciudad Condal y en Valencia jamás se pidió el carné de identidad a los jóvenes colaboradores de la OCU, y eso que no pasaban de los 16 años. En Granada tampoco se les requirió para adquirir cerveza. Y hubo casos en que los chavales mostraron su DNI pero su minoría de edad no frenó la venta.

No se aplica la ley

Leyes autonómicas existen, recordó Ileana Izverniceacu, portavoz de la OCU, y son las que deben hacerse cumplir. Es -dijo- «responsabilidad» de las comunidades autónomas, que deben mejorar sus sistemas de inspección y sanción e impulsar en sus respectivos territorios campañas de prevención e información sobre los graves efectos del alcohol en el organismo de los jóvenes. La organización propone encarecer el precio del alcohol y «retomar el proyecto de ley contra el consumo de alcohol entre los jóvenes» que en 2006 intentó sin éxito sacar adelante la entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado. «Era un proyecto que tenía puntos muy interesantes, pero que se entendió mal», explicó. Serviría, además, para «homogeneizar» las distintas normativas regionales.

La ley estatal nunca vio la luz, boicoteada por el sector vitivinícola y otros productores de bebidas alcohólicas que sintieron amenazado su negocio, a pesar de que el texto nunca pretendió restringir el consumo libre entre adultos.

El estudio de la OCU recuerda, por si las autoridades lo han olvidado, los estragos que el alcohol puede causar en el organismo de los menores y, lo que es peor, sin necesidad de trasegar grandes cantidades. El catálogo es largo. Va desde los trastornos en el sistema nervioso central, daños neuronales y alteraciones de comportamiento, aprendizaje y memoria, hasta pérdidas de densidad en los huesos. Entre medias, afecciones hepáticas y digestivas, cardiopatías, arritmias, fibrilaciones y muertes súbitas. También hay documentados casos de infartos y hemorragias cerebrales tras episodios de intoxicación etílica aguda. Y no faltan los trastornos endocrinos; el alcohol disminuye la hormona del crecimiento, rebaja la testosterona en los hombres y, por el contrario, aumenta su presencia en las chicas.

De las borracheras salen además incontables embarazos adolescentes, enfermedades de transmisión sexual, agresiones y peleas, suspensos y broncas familiares, por citar sólo algunos de los daños colaterales del alcohol entre la población juvenil.
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