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Antonio Terán, coordinador médico del centro San Juan de Dios, abrió ayer unas jornadas de formación sobre estrategias de prevención de drogas organizadas por la UNED con dos conferencias en las que habló de los problemas que causan estas sustancias.

-¿Qué perfil tiene el consumidor de drogas en la actualidad?

-Definirlo en el siglo XXI es complicado, ya no es como hace 10 o 15 años, los perfiles se han desdibujado mucho. Las personas consumen sustancias dentro de una cultura de hedonismo. Eso es el eje del problema, porque se minusvalora la gravedad del consumo y nadie se considera adicto.

-¿Por falta de información?

-No, al contrario. Vivimos en el siglo de la información, hay mucha y buena, pero es como si la población no quisiera escuchar los mensajes preventivos. Se les quita hierro y se entra en una quimera, que es la del consumo controlado. La población consume sobrevalorando su capacidad para controlar las drogas, porque las drogas son incontrolables.

-En ese sentido, ¿las campañas habituales son efectivas o no?

-Hasta cierto punto. Las campañas de prevención están bien hechas y llegan a la población, pero falta un elemento para completar el resultado final, que las personas no consuman sustancias. La eficacia se mide por los resultados de las prevalencias de consumo, y la última encuesta de la Consejería de Familia sobre escolares, del 2004, muestra cómo se ha producido la ralentización del consumo de sustancias como los opiáceos, alucinógenos, éxtasis o anfetaminas. Pero también se percibe que se incrementa el consumo de hachís, sobre todo entre los jóvenes de edades más tempranas. Se accede cada vez antes a sustancias supuestamente "blandas", como el alcohol y el cannabis, algo equivocado, porque una y otra producen serios transtornos físicos y psicológicos.

-¿Habría que ser menos tolerante, por ejemplo, con el alcohol?

-No hay que ser tolerante con ninguna sustancia. El papel de la familia en la prevención del consumo de drogas es fundamental. Muchas veces se pretende proyectar la responsabilidad en las instituciones, pero el elemento fundamental es la familia.

-¿Qué sustancias son más reclamadas a día de hoy?

-Sobre todo el cannabis y el alcohol. Y dentro de los estimulantes, la cocaína.

-¿Qué estrategias debería seguir la sociedad para evitar el consumo de drogas?

-Están bien delimitadas. Por un lado, el control de la oferta, por medio de las instituciones públicas y las fuerzas del orden; y por otro, la disminución de la demanda, por medio de la información y la prevención. Las drogas han existido siempre y forman parte de nuestra cultura, pero ahora debemos hacer un análisis global que incluya a la familia, al sistema educativo, a los proyectos de futuro de los jóvenes y a los valores. Es un fenómeno dinámico y variable, y los cambios no se centran en las sustancias, sino en la finalidad del consumo.

-¿El momento actual es el más preocupante de la historia?

-Sin duda. Antes las drogas se unían a la medicina tradicional o a la religión, con un elemento mediador, como el sacerdote. Pero tras la Revolución Industrial, el uso se subvierte y se busca el placer individual. La población empieza a estar en manos de los grandes grupos económicos que manejan el narcotráfico y dirigen las modas de consumo.