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Conciertos y playa, un cóctel que acerca a los jóvenes a las drogas
Fecha: 03.08.2007 Fuente: larazon.es

El cannabis es el primer contacto con la droga de muchos menores
Los expertos alertan del «peligro» que se produce durante el periodo estival por el aumento del consumo de estupefacientes

En las eternas noches de verano pobladas de chiringuitos, discotecas, «raves» y festivales de música, el consumo de drogas se dispara entre la población más joven. Un fenómeno que ponen de manifiesto distintas organizaciones de ayuda contra la drogadicción y que se vislumbra con datos a final del estío, en septiembre, uno de los meses del año donde más aumentan las demandas de tratamientos de desintoxicación entre los adolescentes.

Desde la Fundación Patim de Castellón, una institución que trabaja desde los años 80 en la prevención, asesoramiento, tratamiento e investigación sobre drogas, sus estadísticas lo confirman. Durante el mes de septiembre del año pasado, la institución atendió 850 casos. En el mismo mes de 2005, la cifra fue de 828, mientras que en 2004 fueron 633 demandantes. «El verano es una de las épocas con mayor consumo, los chavales montan botellones en donde están presentes las drogas. Ocio es igual a consumo. Los jóvenes no tienen un lugar de ocio claro, tienen una marcada dificultad para gestionar su tiempo libre, lo que implica que es necesario trabajar de cara a conseguir una normalización psicosocial satisfactoria», señala Francisco López, presidente de la Fundación.

Vía familiar o administrativa

Los jóvenes que atendemos, explica López, llegan a través de dos vías: «Por la administrativa, que es cuando los han pillado en la calle consumiendo y, tras la correspondiente sanción, los envían aquí, o a través de las propias familias de los menores, que tras la detección de alteraciones conductuales en sus hijos buscan ayuda para ellos». Además, resalta, «últimamente acuden muchos adolescentes por voluntad propia, jóvenes responsables que, conscientes de que están jugando con fuego, y que el consumo se les ha ido de las manos, reclaman ayuda terapéutica».

El presidente de este organismo destaca la existencia de los llamados «adictos ocultos», consumidores habituales de drogas que a simple vista nadie detecta que tienen problemas: «En estos casos la droga suele estar banalizada por el entorno más inmediato, lo que dificulta la conciencia de enfermedad, especialmente en las primeras fases del tratamiento».

También desde Energy Control, una organización que ofrece información sobre los estupefacientes a través de su presencia mediante stands en los grandes eventos festivos, confirman que en el estío las drogas se cuelan en la vida de los jóvenes con más facilidad. «El consumo de drogas está asociado a las fiestas y celebraciones, y en verano, como en Navidades, se produce un aumento en el consumo, ya que es la estación de los grandes festivales», señala Eduardo Hidalgo, responsable de esta ONG en Madrid. «La gente que consume habitualmente lo sigue haciendo todo el año y los que se inician es más fácil que lo hagan en verano», explica.

Hidalgo resalta que, durante esta estación, Energy Control analiza «más estupefacientes, cocaína, éxtasis y speed» que en el resto del año, todo ello enfocado a detectar las «adulteraciones y fraudes que permiten orientar a la persona que lo toma y reducir los riesgos». La incidencia de los adolescentes que demandan información a esta organización no está contabilizada: «Nosotros estamos presentes en fiestas de madrugada donde el consumo está muy generalizado. Atendemos a todo el mundo que lo solicite, la mayoría jóvenes, pero los chavales de 16 o 17 años son indistinguibles de los de 19». Con una larga experiencia en programas de ayuda a drogodependientes, Hidalgo indica que es habitual que durante el verano se produzcan «muchas altas voluntarias de tratamientos de desintoxicación» y que luego, en septiembre, «se disparen las solicitudes de ingreso en los programas de ayuda».

España se alza ya como el primer consumidor de cocaína en el mundo y el tercero en Europa en el consumo de drogas de diseño, una realidad que afecta muy de cerca a los jóvenes, muchos de los cuales pasan a formar parte de la larga lista de drogodependientes que solicitan asistencia para terminar con su adicción.

El número de adolescentes que atiende Proyecto Hombre en sus veinte centros distribuidos por onces comunidades españolas, crece cada día. En los dos últimos años, su porcentaje se ha incrementado 64 por ciento. De las 16.993 personas que pasaron por los programas de esta asociación en 2006, un total de 2.071 eran menores de edad, frente a los 1.875, de 2005, y los 1.266 atendidos en 2004.

Una gran parte de los adolescentes atendidos el año pasado fueron reincidentes, ya que el 38,7 por ciento había recibido ya un tratamiento previo en alguna ocasión. Y más de la mitad de los que reclamaron asistencia, el 55 por ciento, lo hicieron presionados por la familia o las instituciones sociales, lo que indica que la mayoría de los menores sigue sin percibir el consumo de drogas como un problema.

De los más de dos mil chavales que acudieron a estos programas de desintoxicación, el estudio desprende que su edad media de inicio en el consumo de drogas es de 13 años para las sustancias legales (tabaco, alcohol) y de 15 para las ilegales (cocaína, éxtasis, speed, etc.).

Aunque hay que recordar que la mayoría de estos menores son policonsumidores, la sustancia principal por la que inician los tratamientos es el cannabis, seguido de la cocaína. Esta última es la causante de la mayoría de las peticiones terapéuticas que se dan en tres regiones mediterráneas: Cataluña, en donde el 61,7 por ciento de los tratamientos están ligados al consumo de esta droga, seguido de Murcia, con un 57,8 por ciento y de Baleares, con un 50 por ciento.

La heroína es una sustancia por la que se inician muy pocos tratamientos en los programas de Proyecto Hombre, sin embargo, es llamativa la demanda que ocasiona en Baleares, con un 25 por ciento de las peticiones, y a más distancia Madrid, con un nueve por ciento. Algo semejante ocurre con los disolventes, cuyo abuso entre los menores causa el 18 por ciento de las desintoxicaciones que se dan en Madrid.

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