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La ley antitabaco no la cumplen ni las instituciones públicas. Un estudio realizado por la revista "Consumer Eroski" en un total de 425 espacios que deberían estar libres de humo ha demostrado que sólo los hospitales y los edificios centrales de las diputaciones cumplen la normativa al cien por cien. Ni siquiera los ayuntamientos ni la Universidad se han convertido en lugares sin tabaco porque funcionarios, estudiantes y visitas siguen fumando a sus anchas. El dato más preocupante del informe es, en cualquier caso, el referido a los locales de ocio de los chavales. El 60% de las discotecas para adolescentes permite el consumo de tabaco y en una de cada cinco (22%) sigue existiendo la posibilidad de comprar las marcas que más les plazcan a uno.

Técnicos de la publicación visitaron durante el pasado mes de marzo un total de 425 establecimientos que deberían haberse convertido en espacios libres de humo el 1 de enero. Los locales elegidos se reparten por 18 ciudades, desde Madrid y Barcelona, pasando por A Coruña, Valencia, Bilbao, Córdoba y Granada, entre otras. Los especialistas examinaron 18 aeropuertos, otros tantos ayuntamientos, 18 entidades bancarias y de ahorros, 90 bares y restaurantes, 20 centros comerciales, 17 edificios centrales de diputaciones y 30 discotecas de adultos, además de 25 discotecas sin alcohol para menores, 19 estaciones de autobuses, 20 hoteles, 27 institutos de enseñanzas medias y 21 universidades, entre otros espacios.

La revista ya difundió en 1998 y 2003 sendos informes, que ponían de manifiesto que las leyes contra el tabaco no se estaban cumpliendo. Los responsables de la publicación querían analizar ahora el grado de cumplimiento de la legislación que entró en vigor el pasado 1 de enero y no se han encontrado con sorpresas. La nueva norma es más restrictiva que las anteriores y, como se preveía, el grado de incumplimiento de la sociedad es mucho mayor.

La restricción de fumar es total en todos los lugares públicos. La norma actual no contempla la posibilidad de que se habiliten zonas específicas para los fumadores, lo que explica la presencia desde su entrada en vigor de miles de trabajadores apurando sus cigarrillos a las puertas de sus puestos de trabajo. No se puede fumar, pero se sigue haciendo en «buena parte de los espacios públicos visitados», detalla el estudio.

Institutos de enseñanza

El humo de los fumadores contamina el ambiente de la mitad de los mercados de abastos, de una de cada tres universidades, del 30% de los aparcamientos públicos cubiertos y de uno de cada cuatro metros urbanos visitados. Los responsables del 15% de los institutos siguen permitiendo fumar a sus profesores y alumnos y lo mismo ocurre en el 5% de los museos, bancos, cajas de ahorro y ayuntamientos analizados.

Los autores del informe "Lugares públicos libres de humo"" destacan asimismo cómo en los locales con zonas específicas para el consumo de tabaco, «como era previsible», se fuma mucho más que en los establecimientos con restricción total. Sin embargo, se muestran sorprendidos porque «disponiéndose de zonas para fumar, se respeten tan poco las áreas en que está prohibido hacerlo».

La caída que experimentó la venta de tabaco con la nueva ley y la posterior subida de sus impuestos parece estar compensándose poco a poco. La venta de cigarrillos subió en marzo un 16%, según se ha sabido esta misma semana, y se situó en 365 millones de cajetillas, sólo 4 menos que en diciembre y 50 más que en enero.

El Gobierno podrá decir a su favor que todavía no se está aplicando la normativa al cien por cien. De hecho, la encuesta revela que aún uno de cada diez espacios públicos no exhiben carteles indicativos de la prohibición de fumar; que siguen sin habilitarse suficientes zonas para fumadores y que casi el 60%de las creadas incumplen la legislación. Y además el 18% de los puntos de venta carecen de permiso para expender tabaco.

Eso sí, hoy fuman muchos menos empleados de sitios públicos que en 2003. Hace tres años, eran el 24%. Hoy apenas son el 1%.