Jaén.- Más de 40 personas intentan salir de las drogas con la ayuda de un trabajo
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Fecha:
05.12.2003
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Fuente:
www.lasdrogas.info - www.ideal.es
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La red de artesanos se ha consolidado como uno de los mejores recursos del Centro Provincial de Drogodependencias para la incorporación social
«Si he salido yo puede salir todo el mundo. Eso sí, yo le he echado huevos», anima Diego. La víspera de entrar a un centro de drogas, después de seis años enganchado, pegó un palo de varios millones y se puso hasta arriba de cocaína. Pesaba unos 45 kilos en aquella época, hace ya cinco años. Ahora, con 30 años, se levanta todos los días a las 7,30 de la mañana, trabaja hasta bien entrada la tarde, hace las cosas de la casa y se pelea con las facturas. Como cualquiera. Y pesa 65 kilos. Lleva limpio más de tres años. Es una de las 43 personas que intentan salir de la droga a través de los programas de inserción laboral que gestiona la Diputación a través de su Centro Provincial de Drogas.
«Trabajar, como cualquier mejora social, predispone a resolver el problema. Como medio simultáneo a otros que también son necesarios, no como un paso final. ¿Que si funciona? Vamos a ser realistas: en unos casos sí y en otros no», explica Francisco Araque, director del centro.
Diego ha pasado por los dos programas de incorporación social que funcionan: la red de artesanos y el Arquímedes.
«Antes no sabía nada. Ahora controlo electricidad, calefacción, aire acondicionado. Llevo tres años en una empresa. Y si me voy de aquí tengo opciones de trabajar en cualquier otra porque me han formado bien», dice Diego con un punto de orgullo. Gana 800 euros al mes, lo justo para ir tirando por sus propios medios. Siempre lejos de la droga. Las cosas han cambiado mucho en su vida. «Antes iba engañando, me callaba cuando me señalaban. Ahora no me callo y no agacho la cabeza».
Desde muy joven Roberto está en la red de artesanos. Ahí se enseña a quienes se engancharon desde muy jóvenes a ganarse la vida. Es su caso porque su primer pico se lo metió a los 11 años. Ahora es cocinero. Las otras 32 personas que pasaron por el programa el año pasado están en carpintería, fontanería, mecánica, animación sociocultural, auxiliar administrativo o aire acondicionado, como Diego.
Cuando Roberto dijo de salir de la droga se le habían caído hasta los dientes. «O hacía algo o me moría. La pobre de mi madre tenía que darme algo para que pudiera menearme, por no verme sufrir o robar. Aunque luego lo hacía». Hoy tira como puede con 300 euros al mes, no prueba nada y tiene novia. A los amigos de su juventud en Almería, barrio de la Pescadería, tiene que visitarlos en el cementerio -Sida y sobredosis- o en la cárcel.
Hoy trabaja toda la mañana entre fogones, y la tarde la pasa en un piso alquilado. Vive sólo desde el día 26 después de pasar por un piso tutelado. «He estado tirado en la calle y nunca he sido capaz de llevar una casa. Ahora lo hago. Mi familia tiene que ayudarme económicamente, pero me siento como un ciudadano», asegura Roberto. Tiene 31 años.
«La red de artesanos se ha consolidado como uno de los mejores recursos del Centro Provincial de Drogodependencias para la incorporación social», se puede leer en el último informe del propio centro de la Diputación. Sin embargo, recalcan la necesidad de adecuar la formación a las necesidades actuales.
El contrato Diego también pasó por el programa de artesanos, pero pasó al programa Arquímedes. Aquí ya no se trata de enseñar una profesión, sino de que haya empresas que los contraten. Hay diez personas intentando ser uno más en Jaén, ganarse la vida y que nadie los señale como drogadicto gracias a la colaboración de diez empresas.
«Al principio no apostaban mucho por mí. Pero después de tres años tengo claro que ni jefe me ha apoyado. He tenido muchos bajones de moral y ahí ha estado él. Muchas veces ha sido más un padre que un jefe», explica Diego.
Ni a él ni ha Roberto les ha sido fácil salir de donde han salido y mantenerse limpios. Pero si acceden a hablar es para animar a otros que siguen en el infierno.
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