En este sentido, Bosch, que ha realizado estas declaraciones en el curso de verano sobre "Introducción en la Cultura del vino", en el que habló de las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, destacó que «para los españoles el alcohol se percibe como una droga de menor riesgo».
Así, el citado experto subrayó que «cada vez son menos los españoles que piensan que su consumo puede provocarles algún problema, especialmente entre los jóvenes», a lo que añadió que «en los últimos 10 años, ha aumentado en un 31 por ciento el número de adolescentes que se emborrachan».
Entre los 14 y 18 años, continuó, «los adolescentes señalan en las encuestas que cada vez tienen más fácil comprar alcohol, pese a la normativa actual más restrictiva reforzada a raíz de la existencia del llamado "botellón"» aseveró.
Por otra parte, Bosch remarcó que «consumir vino puede ser beneficioso para la salud siempre y cuando no se abuse». Su abuso, según dijo, se da «por consumir mucho en poco tiempo, sin dar tiempo al hígado a destruir el alcohol, con el consiguiente descenso de la glucosa en el cuerpo humano que puede provocar un coma».
«El otro exceso --añadió-- se da por consumir alcohol prolongadamente durante varias horas, sin dar tiempo a que se metabolice. Las consecuencias pueden ir desde un dolor de cabeza a gastritis o cirrosis», apostilló.
Bosch afirmó que el alcohol es una droga «al cumplir con los parámetros de generar necesidad, incapacidad para dejarla, dependencia física y mayor tolerancia a mayor consumo». Asimismo, subrayó que en las próximas décadas, el alcoholismo «aumentará su prevalencia», entre otros motivos «porque cada vez se perciben mucho menos sus riesgos y, también, por el contrasentido cultural y social, al ser una sustancia o droga aceptada o relacionada con el éxito y la ausencia de problemas en casi el 91 por ciento de las canciones o en más de la mitad de todas las películas», señaló.
EFECTOS EN LA SALUD
El mencionado experto de la Universidad CEU Cardenal Herrera apuntó que «siete gramos por hora, cantidad equivalente a una copa de vino o a una caña, es el alcohol que el cuerpo humano puede metabolizar». Esta cantidad, según dijo, «disminuye en jóvenes y mujeres que por razones genéticas, no tienen tanta capacidad ni para destruirlo ni para metabolizarlo».
Por otro lado, señaló que los efectos en el cuerpo humano del consumidor abusivo incluyen «cirrosis, coma, daños neuronales, síndrome de dependencia, hepatitis alcohólica, empequeñecimiento del cerebro o la destrucción de neuronas, con la consiguiente disminución de la capacidad para aprender o memorizar».
Bosch ha añadido que «los accidentes de tráfico son una de las consecuencias más graves de la ingesta de alcohol». Por último, Bosch se refirió a la Comunitat Valenciana como «la comunidad española que tiene el mejor sistema para tratamientos de conductas adictivas o consumo de drogas». Así, citó a modo de ejemplo la existencia de las Unidades de Conductas Adictivas (UCCAS) y Unidades de Prevención Comunitarias (UPCS), en las que trabajan médicos, enfermeros y psicólogos, especializados en cada una de las adicciones y su tratamiento, concluyó.
