Familia y escuela, contra las adicciones
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Fecha:
01.11.2004
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Fuente:
lanacion.com.ar
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El episodio ocurrido el mes último en el Colegio Nacional de la Universidad Nacional de La Plata en el que tres alumnos terminaron internados luego de haber consumido una mezcla de pastillas y alcohol hizo encender la alarma a las autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires. Así, la conducción de la institución acordó con la Subsecretaría de Atención a las Adicciones iniciar un trabajo de difusión de información y también de capacitación para docentes y preceptores.
Editorial publicado en el diario La Nacion on line
En ese marco, las autoridades del colegio platense recibieron ejemplares de un manual titulado "Jóvenes en prevención. Adicciones en el ámbito escolar", que enfoca las causas y consecuencias del uso de sustancias psicoactivas. La publicación comprende dos cuadernillos: un "Manual para el alumno" (práctico e informativo) y una "Guía para el docente" (sugerencias metodológicas). Según se informó desde la Subsecretaría, el objetivo es acercar el manual a la población más vulnerable: los jóvenes. Por eso, se adelantó que cerca de 200 mil alumnos y 20 mil docentes lo recibirán para trabajar en las aulas y en el seno familiar.
Según el subsecretario de Atención a las Adicciones bonaerense, Claudio Mate, el material de lectura está animado por el espíritu de motorizar entre alumnos, padres y docentes un diálogo, abierto, frontal y sin hipocresías sobre el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas. En cuanto al cuerpo docente, el manual ofrece estrategias de intervención sencillas y eficaces, a través de la metodología del taller, con la finalidad de orientar las prácticas educativas para trabajar la prevención del consumo de sustancias psicoactivas. El desafío es provocar transformaciones a nivel de conocimientos, actitudes y prácticas, con el fin de producir cambios en la conducta de las personas en el pensar, en el sentir y en el actuar.
Según la última encuesta realizada en el ámbito provincial, el 72,4 por ciento de los adolescentes y jóvenes que conforman la franja de 15 a 24 años de edad consume drogas legales como el alcohol y el tabaco. En tanto, el 8,8 por ciento consume drogas ilegales como la marihuana, la cocaína o la pasta base. El consumo de ambos tipos de sustancias en los establecimientos educacionales -primarios o secundarios- no es por cierto un hecho nuevo, aunque el problema se agrava cada día más. Recientemente un juez consideró que la cadena de distribución de estupefacientes se ha extendido por todo el sistema educativo y directivos de varias instituciones reconocen que están cara a cara con esta complicada problemática.
Además, el ministro de Justicia bonaerense, Eduardo Di Rocco, sostuvo que "la droga es la madre, la causa de más del 60 por ciento de los delitos que se cometen en la provincia" y advirtió sobre "la extraordinaria difusión que ha tenido en estos últimos dos años" la venta de estupefacientes en la Argentina. De acuerdo con estadísticas del Ministerio de Seguridad bonaerense, sólo durante agosto último, las fuerzas policiales de la provincia incautaron 130 kilogramos de cocaína y 90 de marihuana.
El estado de anomia social existente -que implica que no hay una orientación de los grupos sociales a cumplir con las normas- se traduce en varios fenómenos. Uno de ellos es el descenso en las edades de iniciación del consumo de alcohol y drogas. Y su llegada a todos los ámbitos, como por ejemplo, a las escuelas. A este cuadro debe sumársele la ausencia o la ineficacia de los controles sociales y familiares implementados para impedirlo. Por ello resulta imprescindible articular estrategias comunes desde los establecimientos educacionales y la familia.
Por el lado de las escuelas, a través de la incorporación de temáticas afines en la currícula escolar y también con la integración de equipos profesionales destinados a detectar situaciones de vulnerabilidad de los estudiantes. Por el lado de la familia, creando el clima propicio y fomentando el diálogo entre padres e hijos, que deberá ser abierto y sincero, con disposición a escucharse unos a otros y en un ambiente de mutuo respeto. Sólo así familia y escuela, juntos, podrán dar respuestas favorables a las innumerables situaciones de riesgo que viven los jóvenes y adolescentes y que en muchísimos casos los llevan a caer en el profundo y oscuro abismo de las adicciones.
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