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Asturias - Expertos alertan que «las drogas se ven como un tema menor, pero hay una gran problemática oculta»
Fecha: 10.06.2006 Fuente: www.lne.es

Por la izquierda, Luis Manuel Flórez, «Floro»; Félix Ferreiro, del plan regional sobre drogas, y Pérez de Arróspide.
Pérez de Arróspide: «La generación de padres con hijos de 7 años tiene gran inseguridad sobre su capacidad de educar»

«En estos momentos el tema de las drogas ha pasado de ocupar los niveles más altos en el ranking de preocupación de los españoles a estar perdido como un tema menor; hay un peligro de que la sociedad pase de este tema, pero algunos pensamos que estamos en una especie de tobogán de caída, pero con situaciones ocultas que van a plantear en unos años verdaderas problemáticas. La sociedad debe entender que el tema de las drogas es un problema diferente al de hace décadas, pero sigue siendo grave».

Jesús Antonio Pérez de Arróspide, licenciado en Filosofía y Letras, que fuera responsable de prevención de drogas del Gobierno vasco y en la actualidad asesor de dicho Ejecutivo en planes juveniles como miembro del patronato de la Fundación Edex (con amplio trabajo en prevención de drogadicción), abrió ayer el debate en las XII Jornadas municipales sobre drogas.

En esta edición las jornadas se centran en la familia. Un aspecto que, según advirtió de entrada el especialista -que inauguró las ponencias en el centro municipal Pumarín Gijón-Sur, donde hoy se clausuran-, «nos preocupa mucho», dijo en nombre de la Fundación Edex. Su advertencia sobre el peligro de banalización de las drogas coincidió con el que minutos antes había realizado José Ramón Riera, director general de Prestaciones Sanitarias de la Consejería de Salud, quien manifestó que «el consumo de sustancias es cada vez mayor y eso nos preocupa. Entre otras cosas, porque se espera en el futuro un gran rebrote de problemas que hoy creemos superados».

Pérez de Arróspide, que intervino para hablar sobre la familia y la educación familiar ante las drogas, aseveró que todos los informes con rigor que se realizan con jóvenes rubrican un aspecto muy positivo y es que, «frente al pesimismo que muestran muchas veces los padres y las madres, en todas las investigaciones sale que los jóvenes creen que donde se dicen las cosas más importantes para orientarse en la vida es en la familia. Eso lo suscribe el 89,9% de los jóvenes, independientemente de la edad (entre 12 a 19 años) y del sexo».

Sostuvo que esa referencia tan marcada la reconocen incluso los jóvenes con consumos habituales de alcohol, porros u otras drogas. «Y es algo que va mejorando, año a año, desde 1996. Por eso, en este momento tenemos una gran oportunidad desde las familias, ya que los jóvenes están pidiendo a los padres que sean educadores. Otra cosa es que la convivencia día a día con los adolescentes sea dura, pero la base existe», explicó.

La parte negativa «que nos está haciendo difícil y complicado trabajar con las familias en estos temas», encadenó el experto, «es que los padres y las madres de niños hasta 7 años viven con preocupación su papel educador». Según Pérez de Arróspide, «la nueva generación de padres, que son a quienes creemos que les va a explotar el problema de las drogas en la próxima década, no parece tener claro el modelo en el que deben educar; no saben cómo educar en el momento actual, están desbordados, reivindican un modelo ideal nostálgico, muy anterior al suyo, no parecen estar seguros de cómo «poder educar», creen que la sociedad con valores contrarios puede más que ellos o que el vídeo de Kate Moss esnifando cocaína es más poderosoÉ En definitiva, están muy inseguros y también confundidos». Desde esa inseguridad, es frecuente que «sientan como si los niños vinieran con problemas "de serie": caprichosos, egoístas o consumistas».

Y frente a eso «dan por sentado sus buenas intenciones y su cariño, pero culpabilizan a otras instancias y exigen la responsabilidad de terceros». Desde la confusión, además, las familias «apelan a la recuperación de un modelo con límites, autoridad y disciplina, pero, eso sí, sin perder las ventajas obtenidas en este tiempo del clima afectivo y próximo, la comunicación más abierta entre padres e hijos y el mayor respeto a la autonomía y a la libertad de los hijos».
Lo que los especialistas tienen claro es que «la familia es un ámbito privilegiado para la educación preventiva y puede ejercer un relativo control sobre el resto de las instancias socializadoras -medios de comunicación, escuela, grupo de iguales-. No podemos negar ni permitirnos el lujo de que la familia se margine de ejercer un control sobre la influencia de la escuela, la calle o el barrio», afirmó el experto vasco.

Pérez de Arróspide aclaró que las familias necesitan formación, información y asesoramiento sobre las drogas. Y también cambiar algunos hábitos: «Hoy no podemos ir por la vida asumiendo que un niño de 8 años pueda acceder al consumo de alcohol o drogas. Las familias tienen un papel importante en promover que no sea tan fácil el acceso a las drogas de los jóvenes».

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