¿Para qué sirven los "espacios sin humo"?
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Fecha:
15.07.2004
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Fuente:
OCU - Pharus.info
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La ley establece la existencia de determinados lugares donde está prohibido fumar: son los "espacios sin humo". Sin embargo, la principal conclusión de un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que aparece en la revista OCU-Salud de junio-julio, es desoladora: la normativa sobre los "espacios sin humo" se incumple de manera generalizada. En tres de cada cuatro espacios visitados, se fuma sin ningún tipo de control
Hay dos datos incuestionables que, a juicio de la OCU, justifican la urgencia del respeto a los "espacios sin humo": el tabaquismo es una enfermedad adictiva y crónica que en los países desarrollados en la primera causa de muerte evitable; y el riesgo para los fumadores pasivos de padecer un cáncer de pulmón se incrementa entre un 20 y un 30%.
La OCU entiende que un "espacio sin humo" es una zona donde el humo del tabaco no puede encontrarse nunca mezclado con el aire que se respira. El objetivo del estudio puesto en marcha por la organización de consumidores fue comprobar si los buenos propósitos del Plan de Prevención y Control del Tabaquismo sobre el respeto a estos espacios se hacían realidad. En su planteamiento, la OCU prestó especial atención a los espacios con una mayor afluencia de jóvenes, ya que es en ellos donde debe centrarse más la prevención: el tabaco crea una fuerte adicción y por eso lo más importante es evitar que los jóvenes, que de media comienzan a fumar antes de los 14 años, se inicien en el hábito de fumar. El estudio de la OCU se ha realizado en 97 espacios públicos de 12 ciudades españolas (Albacete, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Gijón, Las Palmas, Madrid, Salamanca, Sevilla, Valencia, Vigo y Zaragoza). Se trataba de hospitales, institutos de enseñanza media, espacios administrativos con gran afluencia de público, espacios municipales para jóvenes (casas de cultura o de la juventud), centros comerciales, intercambiadores de transporte, estaciones de autobuses o metro y aeropuertos y universidades. Además, se han visitado 16 bares y estancos de las cercanías de los institutos visitados. Los datos del estudio El primer aspecto comprobado por los colaboradores de la OCU fue si en estos espacios se indicaba la prohibición de fumar en ellos. En el 76% de los espacios, esta indicación aparecía con toda claridad, al menos en dos lugares, a la entrada del recinto y en otro punto). En el 15% de los espacios, no había ningún tipo de señalización; en el resto o estaba sólo a la entrada o en un lugar poco visible. Donde más se incumple esta obligación de señalización es en los centros comerciales. De los espacios visitados, sólo en 11 los colaboradores de la OCU encontraron espacios reservados para fumadores debidamente señalizados; de ellos, sólo en tres estaban aislados de forma efectiva y con un sistema de ventilación suficiente. En los otros 8, el humo se mezclaba con el aire de los no fumadores. Aunque la ley prohíbe la venta de tabaco en los espacios sanitarios, centros de enseñanza, administraciones públicas y espacios para menores de 18 años, el estudio de la OCU demuestra la venta de tabaco en lugares donde no se puede fumar. Eso sucedía en 48 de los 85 espacios visitados. Además, la venta se realiza a través de máquinas expendedoras sin ningún control sobre la compra por parte de menores. La OCU ha comprobado cómo los adolescentes tienen muy fácil el acceso al tabaco: en bares y estancos cercanos a los centros de enseñanza lo pueden comprar sin problema; incluso en papelerías cercanas a los Institutos Julio Rey Pastor de Albacete y PP. Franciscanos de Zaragoza, donde se venden cigarrillos sueltos, lo que es una muestra de irresponsabilidad inadmisible. El aspecto fundamental del estudio de la OCU trataba de comprobar si se fumaba en esos espacios sin humo visitados. Sólo en el 25% de los espacios no se fumaba. En el 75% se fumaba sin problemas; particularmente grave, es a juicio de la OCU, que, en el 29% de los espacios, quienes fumaban eran los profesionales o trabajadores. Finalmente, los colaboradores de la OCU se dirigieron a los encargados de información o atención al público, o al personal de seguridad, para saber si se podía fumar. Sólo en el 21% recibieron como respuesta que no. En el 36% de los casos dijeron directamente que sí o que hicieran lo que quisieran. A la vista de estos resultados, el Director General de la OCU, José María Múgica, ha declarado: "¿De qué sirve prohibir la venta de tabaco a menores si en los lugares que ellos frecuentan hay máquinas expendedoras sin control y a las que pueden acceder sin problema? ¿De qué sirve declarar espacios sin humo si están llenos de gente fumando? ¿De que sirven declarar zonas reservadas si no se aíslan debidamente? ¿De qué sirven, finalmente, iniciativas como las del Plan de Control y Prevención del Tabaquismo… si se siguen subvencionando los cultivos de tabaco?". La posición de la OCU La OCU parte de una triple realidad: - Desde el punto de vista del producto: un producto nuevo cuyas consecuencias para la salud fueran las que se conocen del tabaco, hoy no sería aceptado en nuestra sociedad y se protegería contra él, de manera especial, a los más jóvenes. - Desde el punto de vista del individuo que fuma: según encuestas fiables, el 75% de los fumadores "quiere" dejarlo y el 60% empieza antes de los 14 años. - Desde el punto de vista social: mientras se dedican 1.000 millones de euros al cultivo de tabaco, sólo 12 millones de euros van para la prevención. Por eso, la OCU considera importante que se tomen medidas para tomarse en serio el problema del tabaquismo. A su juicio sería urgente: - Prohibir todo tipo de publicidad y de todo tipo de promoción sobre el tabaco. - Restringir la venta a determinados canales. - Prohibir la venta de tabaco en máquinas automáticas. - Converger con otros países europeos en cuanto al precio (subida de los impuestos). - Incluir en la cobertura sanitaria los tratamientos de deshabituación, así como los medicamentos indicados para ello. - Financiar campañas públicas de prevención e información, especialmente dirigidas a la juventud. - Eliminar las subvenciones al cultivo del tabaco y definir planes de reconversión de las actuales explotaciones. - Aumentar paulatinamente la lista de lugares públicos en los que se prohíba fumar. - Diseñar campañas de información en el ámbito laboral, así como promoción tratamientos de deshabituación, para implantar progresivamente la prohibición de fumar en las empresas, en función de las características de cada centro de trabajo. La OCU ha hecho llegar las conclusiones del estudio y sus peticiones a la Ministra de Sanidad y Consumo y a los responsables de Sanidad de las Comunidades Autónomas presentes en el estudio
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