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Adictos precoces
Fecha: 26.12.2006 Fuente: elcorreodigital

CANNABIS. Un grupo de jóvenes se lía unos porros en un local. / C. E.
Unas jornadas para padres con hijos de entre 12 y 16 años han abordado en Bergara el abuso de drogas a edades cada vez más tempranas

O.C.FERNÁNDEZ/BERGARA
 
El consumo de drogas a edades cada vez más tempranas es un problema real que se palpa con crudeza en la sociedad actual y al que en cualquier momento se pueden enfrentar los padres.

Con el fin de informar y orientar a esos progenitores con hijos con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años se han organizado recientemente en Bergara unas jornadas para abordar la problématica del consumo de drogas en los menores de edad.

En palabras de Gorka Ugarte, psicólogo y psicoterapeuta de Hazgarri -programa de prevención de drogodependencias que atiende en Vitoria a jóvenes, hasta los 21 años y a sus familias-, «es un poco difícil saber a qué edades se inician los jóvenes en el consumo de drogas. Nosotros estamos viendo gente con 15 años; hemos tenido algún caso -que tampoco es lo normal-, de 13 y 14 años. Pero, si atendemos a las estadísticas, éstas dicen que, si históricamente se venía a tener un primer contacto con los porros a los 16 ó 17 años, ahora ha bajado la edad a los 15 ó 14 años ; y hay otro dato, y es que el que consume a estas edades, anteriormente ya ha probado el tabaco y el alcohol, porque muchas veces hablamos de los porros y otras drogas y nos olvidamos del alcohol y el tabaco, que realmente son las primeras drogas que se prueban».

Sin duda, el consumo de drogas puede acarrear duras consecuencias en el ámbito jurídico, familiar, y también en el personal, donde los consumos abusivos a edades tempranas, pueden derivar en importantes secuelas físicas y psíquicas. «Hay que tener en cuenta que hasta los 17 ó 18 años el cerebro no termina de hacerse y, si está influido por el consumo de una sustancia, como puede ser el THC del cannabis, a medida que se almacena en la materia gris del cerebro, tiene unas consecuencias. Entonces aquel que consuma drogas tiene riesgos para su salud -de hecho en los adultos es así-, pero más en edades más tempranas, porque eso puede derivar en una psicopatología; de hecho, se están empezando a ver casos, por ejemplo, de psicosis inducidas por abuso de cannabis», explica Ugarte.

Drogas más consumidas

El alcohol, el tabaco, el cannabis, y en algunos casos la cocaína y las anfetaminas -el denominado speed-, son, por ese orden, las drogas más consumidas por los jóvenes en la actualidad.

Soportar las largas noches de juerga, o la necesidad de mejorar el rendimiento en una determinada actividad, son las excusas más aducidas por los jóvenes consumidores para tener un primer contacto con este tipo de sustancias.

La pregunta del millón, que está en boca de todos los padres, es: ¿Cómo se puede prevenir el consumo de drogas? En palabras de Ugarte, «yo soy de los que digo que educar es prevenir y prevenir es educar. Hablamos de chavales jóvenes que se están formando como personas, y entendemos que, a la familia como función que tiene de desarrollo de personas sanas y autónomas, a veces hay que ayudarle. Una persona se está formando desde que nace, es un proceso, por tanto siempre digo que la prevención no hay que ponerla en marcha cuando uno tiene un problema con las drogas, la prevención viene de mucho antes. Básicamente yo apelo a la educación, a la firmeza por parte de los padres, al amor, afecto y diálogo de éstos hacia los hijos, a saber poner límites, y también a recuperar cierta autoridad, porque, parece ser que en las últimas generaciones de familias la autoridad está vista como algo negativo, y no hay que confundir autoridad con autoritarismo».

Sin embargo, del cada vez más generalizado consumo de drogas en las sociedades modernas, emerge una nueva generación de padres y madres también consumidores, que tratan de afrontar esta situación con coherencia, y con la difícil tarea de educar a un hijo en un entorno con una importante disponibilidad de droga.

Padres consumidores

Según explica Enriqueta Montejo, psicóloga y psicoterapeuta familiar de Hirusta, programa que desde el área de la prevención trabaja en Bilbao con adolescentes con conductas de riesgo y con sus familiares, «los hijos de padres consumidores no tienen por qué seguir ese patrón. Yo creo que éstos -los padres- intentarán actuar de la mejor manera posible, lo que sucede es que creo que tienen un "hándicap", que es poner límites a esta situación, porque es como si tú estas fumando, y tienes muy claro que los hijos no deben de fumar. ¿Cómo lo haces?, si fumas delante de ellos el mensaje es menos potente y si fumas a escondidas tú te sientes más deslegitimada, entonces imaginemos esto con otro tipo de consumos».

Ante situaciones como las descritas, dos son las actitudes que pueden adoptar los padres: una postura extremadamente autoritaria, que se opone tajantemente a que sus hijos consuman drogas, o el lado opuesto, el padre o madre, que precisamente por mantener un consumo personal, resta importancia al consumo de los hijos. «¿Si el padre se droga quiere decir que el hijo se va a drogar también? Por supuesto que no, pero sí tenemos que admitir que ese hijo, por esa causa, va a tener algún arma menos para luchar contra las drogas», explica Montejo.

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