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Drogas: una "epidemia" social
Fecha: 13.05.2004 Fuente: Diario Clarín

Detrás de los padecimientos de Diego Maradona, hay una franja de la sociedad que abusa de las sustancias nocivas. Aumentaron las consultas, las emergencias y los tratamientos para adictos jóvenes. El presupuesto oficial para prevención está congelado desde hace tres años.

Pablo Calvo y Claudio Savoia
 
El consumo indebido de drogas en la Argentina trepó a niveles de "epidemia social". Lo dice la máxima autoridad nacional en el tema, Wilbur Grimson, titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar). Es la primera vez que desde un organismo del Estado —que reporta sin intermediarios al presidente Néstor Kirchner— se le adjudica tanto voltaje al problema.

"No es una epidemia como la hepatitis, pero sí es una epidemia social, que se da cuando una enfermedad se disemina demasiado y afecta a mucha gente en todo el país, sobre todo a los jóvenes", señaló Grimson a Clarín. Además de la marihuana, la cocaína y demás sustancias prohibidas, el funcionario incluye en su caracterización a las drogas legales: el tabaco y el alcohol.

La internación de Diego Maradona hace una semana, la muerte del periodista Juan Castro, la detención de la artista plástica Marta Minujin con cocaína y las apariciones públicas del cantante Pipo Cipolatti reavivaron el debate sobre las consecuencias del consumo de drogas, aunque no se indagó sobre la magnitud social del problema.

El Gobierno promete para setiembre la demorada actualización de las estadísticas oficiales sobre el consumo de drogas: el último relevamiento nacional se hizo hace cinco años y advertía que el 2,9 por ciento de la población de entre 16 y 64 años y el 3 por ciento de los chicos de entre 12 y 15 años tuvieron algún contacto con las drogas. La crisis que explotó a fines de 2001 y la extensión de la red ilegal de venta de drogas anuncian ahora el desborde de esos resultados.

Una investigación de Clarín, basada en fuentes vinculadas a la atención de adictos, médicos forenses, informes privados y entrevistas a funcionarios, muestra elocuentes señales de alarma:

  • Se duplicó la atención de emergencias derivadas de accidentes vinculados al consumo de alcohol y drogas entre 1995 y 2003, según un estudio financiado por la OEA.

  • La demanda de ayuda al Programa de Asistencia e Investigación de las Adicciones del Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia aumentó un 20% el año pasado con respecto al 2002. Las consultas llegaron a 1.700.

  • La demanda general de atención en el Cenareso, un hospital público especializado en adictos, aumentó 50% en los últimos dos años. La cifra de pacientes mujeres creció 300%.

  • En los centros y hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires se duplicó la cantidad de personas atendidas entre el año 2002 y el 2003: de 15.000 a 30.000.

  • Desde el 2001, la Dirección de Prevención Social de las Toxicomanías de la Policía Federal tuvo un 30% más de pedidos para brindar charlas y talleres orientativos en colegios e instituciones.

  • En el primer cuatrimestre de este año, las consultas por tratamientos de recuperación en la Fundación Manantiales crecieron casi 50%.

  • En 1986, la organización Narcóticos Anónimos comenzó a trabajar en Capital Federal con cuatro grupos de adictos. Hoy hay 108, en todo el país.

  • En los últimos 10 años, creció de 30 a 300 la cantidad de cadáveres en los que se encuentran sustancias tóxicas, durante las 3.000 autopsias anuales que se practican en la Morgue Judicial de la Corte Suprema.

  • En el Centro Nacional de Intoxicaciones, que funciona en el Hospital Posadas, las consultas por uso indebido de drogas escalaron de 50 en 1987 a 2.600 el año pasado.

  • La venta de cerveza creció de los 240 millones de litros en 1980 a los 1.300 millones el año pasado, un salto del 400%. No es un dato menor. El jefe del Sedronar considera que el consumo de alcohol "es el CBC (curso de ingreso) de las drogas ilegales".

  • Entre 1998 y 2003, el consumo de drogas en escuelas del área metropolitana creció del 7% al 11%, según una encuesta del Instituto Superior de Ciencias de la Educación, respondida por 14.900 alumnos y auspiciada por el Gobierno porteño. "Es un índice pavoroso", dice el director del trabajo, Carlos Santa María,

    "La evolución natural de una enfermedad incluye una manifestación inicial, un momento pico y una estabilización posterior. El consumo indebido de drogas en el país es una enfermedad que está todavía en un pico ascendente. Si no se toman medidas, en cinco o 10 años tendremos la heroína, que ya está haciendo estragos en Europa y Estados Unidos", advierte el doctor Osvaldo Curci, director del Centro Nacional de Toxicología.

    Los especialistas subrayan que la droga se instala en los huecos sociales. En Argentina, más que huecos, hay cráteres: 1.200.000 jóvenes no estudian ni trabajan y muchos de ellos se inician en la droga cada vez a menor edad.

    Un sondeo oficial en el sistema educativo habla de la extensión del problema al interior del país. "En Posadas, San Salvador de Jujuy o Ushuaia da lo mismo: los chicos empiezan a tomar alcohol a los 12 años, se desmadran a los 14 y tienen su primera borrachera antes de los 15. Hace 30 años, eso le sucedía a un adulto de 25", analiza Grimson antes de advertir que "el consumo precoz de alcohol da pie al consumo precoz de marihuana, de cocaína y de cualquier otra cosa".

    Las acciones del Estado están limitadas: el presupuesto anual del Sedronar es de 9.200.000 pesos, similar al de hace tres años, cuando todavía no había estallado la economía y un peso valía un dólar. Además, la demanda de tratamientos y atención de adictos es mayor. Pablo Rossi, director general de la Fundación Manantiales y autor del libro Las drogas y los adolescentes, estima que esa suma "equivale a la ganancia que los narcotraficantes producen en la Argentina en un solo día".

    Otro dato impactante: en la provincia de Buenos Aires, hay entre 300.000 y 500.000 personas que consumen drogas ilegales, según datos oficiales.

    Las cifras paralizan, pero no deberían impedir una mirada más profunda, para saber qué les pasa y qué piensan los adolescentes, principales víctimas de la "epidemia" que por primera vez reconoce el Gobierno.

    Según una encuesta realizada el año pasado por la consultora D"Alessio IROL entre 443 padres y 432 jóvenes, el 66% de los chicos afirma que sus amigos tuvieron o tienen algún contacto con la droga, el 24% dice haber intentado sacar a su amigo de la adicción y sólo el 10% cree haberlo logrado.

    ¿Otros datos? En la hipótesis de estar en una fiesta y darse cuenta de que alguien se está drogando, la mayoría (57%) no le prestaría atención porque "cada uno hace lo que quiere". Y el 15% admitió haber sufrido presiones del entorno para drogarse.

    ¿Por qué un adolescente prueba la droga? Para Rossi, "porque está instalado que el que se droga es más piola y los chicos son muy vulnerables a la opinión de sus pares. Pero cuidado: no todos los adolescentes que prueban una droga terminan adictos a ella. Contra lo que se piensa, los adictos no son personas carentes de afecto sino de límites: fueron demasiado consentidos. El principal reclamo de los pibes que vienen a pedir ayuda a nuestra fundación es ¿por qué me creíste? ¿Por qué no me dijiste no?"

    Según el director de la Fundación Manantiales, hay otra clave para entender por qué los adolescentes son terreno fértil para cosechar drogadependientes: "es la

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