Se considera que existe un incremento de consumo de alcohol de alrededor del 30 % en los países desarrollados durante los últimos 20 años, índice muy superior al esperado por el aumento de la población en esta etapa. El alcoholismo se encuentra entre las primeras causas de muerte en varios países como en España, en donde ocupa el tercer lugar.
Es evidente la necesidad de desarrollar acciones de prevención de consumo de alcohol excesivo y de promoción de hábitos saludables: única forma de reducir costes sanitarios y consecuencias sociales. En esta tarea es imprescindible la implicación de toda la sociedad:
Prioritariamente, aquellos agentes que dispongan de capacidad de utilizar canales de comunicación y difusión. Todo ciudadano tiene derecho a una información veraz sobre las bebidas con contenido alcohólico, lejos de cualquier demagogia, sesgo o manipulación. Así, sabemos de las sanciones a las que un conductor se enfrenta cuando ha ingerido una tasa de alcohol determinada; ¿Sabemos cuáles son los efectos concretos que el alcohol ejerce sobre nuestra atención, vigilia, capacidad visual, emociones…que influyen determinantemente en la conducción? Sabemos del fenómeno del consumo de fin de semana en jóvenes, también en menores. ¿Sabemos de cómo se afecta un organismo en maduración con la ingesta de alcohol? Los agentes implicados en el orden de seguridad e higiene en el trabajo disponen de datos que correlacionan situaciones potencialmente peligrosas con el consumo de sustancias, entre ellas el alcohol. ¿Sabe un trabajador exactamente cómo afecta un consumo crónico, aunque sea de forma “moderada”, a su sistema nervioso? Esto es información. Es un derecho que nos hace libres para tomar decisiones responsables o irresponsables en su caso, pero informadas.
Lo servicios sanitarios de atención primaria. El médico de familia accede a todos los niveles de salud. Es el agente cuya tarea se estima como primordial en los todos los niveles de prevención y coordina el manejo multidisciplinario de estos enfermos.
Comunidad científica. Es responsable de la docencia, investigación y tratamiento de los problemas relacionados con el consumo del alcohol. La formación intensiva y continua de profesionales especialistas en fenómenos adictivos es la mejor vía para garantizar el éxito de cualquier iniciativa encaminada a implantar hábitos saludables, erradicar el consumo de las bebidas con contenido alcohólico en colectivos de riesgo y poner en marcha proyectos y campañas de prevención, que nos permitan alcanzar dichos objetivos.
La comunidad educativa. Educar es prevenir, la educación se constituye como una de las herramientas más eficaces en la prevención y en la lucha contra las conductas de riesgo relacionadas con el consumo de alcohol.
La industria, la cooperación entre la industria y la comunidad científica y sociológica debe desarrollarse sobre la base de un diálogo sincero, abierto y ético.
Por último, los agentes promotores de la cultura, el arte, la moda, tendencias publicitarias, entretenimiento y ocio determinan los hábitos de consumo de una sociedad. Su honesta implicación en corrientes que promuevan conductas saludables es fundamental por su poderosa y permanente influencia en nuestras vidas.
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