¿Cómo describirías el panorama actual de la prevención, en un momento en que, a la vista de los datos, su eficacia parece cuestionada?
Creo que hay que ser cautos a la hora de valorar los recientes datos sobre el consumo de drogas. Las drogodependencias son un problema dinámico y complejo, que presenta oscilaciones y que no se comporta igual en todas las drogas y en todos los grupos de población. Es cierto que la evolución del consumo de drogas en adolescentes es mala y que nos encontramos en un ciclo expansivo de las drogas psicoestimulantes, que se une a un consumo tradicionalmente elevado de alcohol y tabaco. El cánnabis es un caso aparte. Es una droga que se ha quedado en tierra de nadie y a la que hasta hace muy poco tiempo no se le ha prestado la debida atención, con las consecuencias que actualmente conocemos. Además, los datos que ahora se difunden ahondan en tendencias ya conocidas en las que ya venimos trabajando desde hace años. Estamos en buenas condiciones para hacer prevención de calidad: contamos con buenos programas, con equipos bien formados y con experiencia, con una alta implicación de los Ayuntamientos que cada vez en mayor medida actúan de forma planificada, con el respaldo de las ONG. Creo sinceramente que no hay que cuestionar la eficacia de la prevención, sino todo lo contrario, apostar decididamente por ella y aprender de nuestros aciertos y de nuestros errores.
¿Podrías describir el mapa global de la prevención en vuestra comunidad?
Castilla y León está en unas buenas condiciones para reforzar la prevención y dar un salto cualitativo hacia programas de calidad. Contamos con un órgano formalmente constituido, la Red de Planes sobre Drogas, para la coordinación y cooperación entre la Administración Local y Autonómica. El Plan Regional sobre Drogas ya tiene una trayectoria de 16 años y en 2005 se aprobará el V Plan. La totalidad de los Ayuntamientos de más de 20.000 habitantes y cinco Diputaciones Provinciales cuentan con un Plan Local sobre Drogas; algunas incluso ya van por su tercer Plan. Disponemos de programas acreditados de prevención escolar (DISCOVER y Construyendo Salud) y de prevención familiar universal (Moneo) y selectiva (Dédalo y Alfil). Cerca de 28.000 alumnos están cada curso bajo la influencia de intervenciones sistemáticas y estructuradas de prevención escolar. La prevención en el ámbito laboral la realizamos conjuntamente con la Confederación de Empresarios de Castilla y León y con las secciones sindicales de CC OO y UGT a través de un convenio de colaboración. Y por último, cada vez está más extendida la idea de que la prevención requiere un enfoque educativo e interactivo basado en el entrenamiento en habilidades. Sin embargo, en nuestra Comunidad, como en el resto de España, hay que incidir mucho más en la tolerancia y aceptación social del consumo de drogas. Una forma importante de influir sobre este aspecto, es garantizar un alto grado de cumplimiento de la legislación vigente. Muchos adolescentes y jóvenes consideran que consumir alcohol, tabaco y cánnabis es algo normal, y que por ello sus padres y los poderes públicos toleran su consumo a pesar de estar prohibido o de estar sometido a importantes restricciones.
¿Desde cuando estáis aplicando el programa DISCOVER? ¿Cuál ha sido la evolución de su cobertura desde entonces?
Empezamos a aplicar el programa DISCOVER en el curso escolar 1996-1997. Aquel año el programa llegó a 3.000 alumnos de 49 centros educativos. En la actualidad se aplica una adaptación de los niveles 5, 6, 7 y 8 del programa con los que se cubre el tramo de edad comprendido entre los 10 y 16 años. En esta adaptación, que se ajusta a las necesidades de Castilla y León y a las características de sus alumnos, cada nivel se desarrolla a través de 10 a 12 unidades para cuya aplicación se necesita un promedio de 15 horas por curso. El programa está plenamente consolidado, y en el curso 2003-2004 se ha aplicado con calidad en 110 centros y 475 aulas, llegando a más de 11.000 alumnos de las nueve provincias de la Comunidad.
¿Qué resultados habéis obtenido en la evaluación del programa?
Hicimos una evaluación de los efectos a corto plazo de las adaptaciones del programa en el curso 2000-2001 en alumnos de la provincia de Valladolid. Para ello utilizamos un diseño cuasiexperimental con grupo control equivalente. En el grupo experimental participaron 787 alumnos de 13 a 18 años y en el grupo control 702 alumnos. La evaluación de los efectos del programa se hizo antes de que finalizara el curso, es decir, inmediatamente después de su aplicación. Con tan poco margen de tiempo no esperábamos grandes cambios. Aun así, el programa DISCOVER ha demostrado ser eficaz para detener el empeoramiento que se observa con el paso del tiempo en las variables mediadoras más directamente relacionadas con el consumo de drogas. Por ejemplo, se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en conocimientos sobre drogas, actitudes, reacción frente a la presión social y en intenciones de consumo. En general, las adaptaciones del programa parecieron más eficaces para introducir cambios en las variables mediadoras en 1º y 3º de la ESO. En las conductas de consumo también se observaron algunos efectos positivos; por ejemplo, en 3º de la ESO el programa redujo significativamente el número de alumnos que se iniciaban en el consumo de tabaco, y en los chicos redujo el número de los que se habían emborrachado alguna vez. Son datos alentadores que nos animan a seguir evaluando más a largo plazo y a reforzar las acciones preventivas para mejorar los resultados.
¿Por qué apostasteis por un programa de educación para la vida?
Ya en aquellos años teníamos conocimiento de las investigaciones del NIDA y de los meta-análisis de programas de prevención escolar realizados por Tobler. Buscábamos un programa en castellano que se centrara en el entrenamiento en habilidades para la vida y el programa DISCOVER fue el primero de estas características que irrumpió en el mercado español. Posteriormente, en el curso escolar 1997-1998, hemos incluido la versión española del programa Entrenamiento en habilidades para la vida del Gil Botvin en la oferta de actuaciones que se dirigen a los centros educativos de Castilla y León.
¿Cuáles son las líneas directrices de vuestra apuesta por la prevención para los próximos años?
Queremos impulsar un modelo de prevención de base comunitaria en el que se combinen de forma coordinada acciones de sensibilización, movilización y participación de la comunidad; actividades de control de la oferta y de colaboración con los medios de comunicación; y programas acreditados y de calidad a nivel escolar, familiar y extraescolar que actúen simultáneamente sobre los grupos más vulnerables de la sociedad, es decir, niños, adolescentes y jóvenes. Pretendemos conseguir con esta forma de hacer prevención que los programas y actividades preventivas cuenten con un importante apoyo social e influyan de forma continuada en la población diana a la que se dirigen. En definitiva, pretendemos multiplicar y mejorar los resultados de las acciones preventivas, convencidos como estamos de que la prevención debe ser una prioridad que debe contar con todo el respaldo posible de los poderes públicos.