El excesivo culto al cuerpo ha dejado de ser una preocupación exclusiva del sexo femenino. Un estudio realizado por el profesor de Gestión de la Comunicación Corporativa, Carlos Fanjul, que ha elaborado su tesis doctoral en la Universidad Jaume I de Castellón, revela que 22 de cada 100 personas que acuden regularmente al gimnasio toman sustancias ilegales para aumentar su masa muscular.
Además, otro 20 por ciento que todavía no toma drogas anabolizantes se plantea hacerlo en el futuro. El profesor atribuye este «desmesurado culto al físico» a la invasión en los medios de comunicación y en la publicidad del «modelo masculino denominado fitness: mesomorfo, atlético y sin grasa» como ideal de belleza del hombre.
Un 67,2 por ciento de los encuestados considera a los modelos publicitarios como buenos referentes personales de ideal estético a alcanzar.
El estudio se realizó en cinco gimnasios de Valencia, donde se realizaron encuestas a más de 200 usuarios para determinar las razones por las que el hombre busca este ideal estético.
En este estudio sobre la vigorexia, un 43 por ciento de los encuestados reconoce que valora mucho la influencia que ejercen las imágenes de modelos publicitarios en la percepción y valoración de la propia constitución corporal. Además, un 76,9 por ciento elige el modelo fitness como el de más éxito social por ser el más predominante en la publicidad.
Modelo fitness
De hecho, a un 65,1 por ciento de los usuarios de gimnasio preguntados le gustaría llegar a parecerse al modelo fitness e incluso algunos llevan su ideal estético más allá, hasta un modelo más musculado, por lo que un 28,7 por ciento persigue un modelo de tipo culturista.
Carlos Fanjul también analiza en este estudio los anuncios publicitarios de doce revistas con una tirada superior a 50.000 ejemplares, dirigidas a hombres jóvenes. El estudio concluye con una relación entre percepción de los modelos de belleza y propia del encuestado.
El 72 por ciento de los hombres que valora como positivo ese aspecto físico que propugna el modelo publicitario, evalúa con niveles de estima muy bajos su propio aspecto físico.
Por eso, y progresivamente, a medida que la influencia del aspecto físico de los modelos es considerado menor, el encuestado se percibe físicamente mejor. El profesor Fanjul reconoce que no es de extrañar que más de un 20 por ciento de los encuestados reconozca haber tomado drogas para aumentar su masa muscular, ya que «la urgencia de la autoestima y el reconocimiento social les lleva a tomar atajos para conseguir el cuerpo perfecto».
Trastorno
La vigorexia es un trastorno causado por una percepción distorsionada del propio cuerpo que lleva a los que la padecen, fundamentalmente hombres, a realizar compulsivamente ejercicios que desarrollen su musculatura. Pero este trastorno puede ser el corolario patológico de un fenómeno mayor que afecta cada vez a más personas: la generalización de una preocupación excesiva por el aspecto físico.
El autor de esta tesis asegura también que «compararse con ideales elevados puede ser devastador, al conducir a sentimientos de poca valía personal, insatisfacción, cuadros obsesivos y desarrollo de desordenes alimenticios como la anorexia, la bulimia o la vigorexia».
